Por Mario Galeana

Suspirantes. Si una palabra los define, es ésa: suspirantes. Son los políticos que, desde hoy, suspiran ante micrófonos y cámaras imaginándose como sucesores al gobierno de José Antonio Gali Fayad, aunque a éste le resten todavía dos meses para apenas rendir protesta.

Son una docena y no poseen ideología política homogénea: los hay de izquierda, centro y derecha; con 20 años de carrera política o apenas un par; con un largo historial en la función pública o ninguno.

Pero a la gubernatura sólo llega uno. Y algunos “destapes” que han acontecido, desde el más reciente proceso electoral hasta hoy, parecen guardar el propósito de mantenerse en la puja por el reparto de posiciones en juego jacia 2018: alcaldías, regidurías, diputaciones locales y federales, el Senado de la República… la lista es larga.

“Apúntenme en el camino. Para lo que me alcance, para lo que me dé”, dijo el priista Guillermo Deloya Cobián al destaparse para cualquier cargo apenas 15 días después de la jornada electoral de este año.

Su frase resume el amasijo de cargos públicos en juego, y la fruición de los políticos por ocuparlos.

Los suspirantes del PRI

El PRI es, precisamente, el partido con más políticos a suceder un gobierno que todavía no ha iniciado. Desde Deloya Cobián hasta hoy hay por lo menos ocho priistas que han levantado la mano para pelear por la candidatura al gobierno del estado… o para lo que les alcance.

Por su trayectoria política y la estructura en el estado que han logrado con ella, quienes podrían tener posibilidades de conseguir la unción como candidatos son Javier López Zavala –que abanderó al PRI en 2010–, el subsecretario federal Juan Carlos Lastiri Quirós y Alberto Jiménez Merino, ex delegado de la Sagarpa en el estado.

Por su posicionamiento mediático y conocimiento entre el electorado, también podrían alcanzar la candidatura el delegado del IMSS, Enrique Doger Guerrero, y el diputado federal Alejandro Armenta Mier.

Sin embargo, hay quienes jamás podrían ser ungidos. Entre éstos, Deloya Cobián, la senadora Lucero Saldaña Pérez y su compañero parlamentario Ricardo Urzúa Rivera, quien el pasado fin de semana dijo a El Sol de Puebla que aspira a la gubernatura, pero también “podría ser una diputación, una alcaldía, o una diputación local”.

Es decir, para lo que alcance.

Los progres también sueñan

Entre los partidos políticos de izquierda también hay suspiros por Casa Puebla. En Movimiento Regeneración Nacional (Morena), por ejemplo, hay tres aspirantes por Casa Puebla; por ejemplo, el diputado federal Rodrigo Abdala Dartigues, el presidente municipal José Juan Espinosa Torres y el ex candidato Abraham Quiroz Palacios. Este último es quien posee menos posibilidad de pelear por la gubernatura, tras haber mostrado un bajo desempeño durante los debates en la contienda de este año.

Al ser sobrino del senador Manuel Bartlett Díaz, el diputado federal podría conseguir la candidatura. El alcalde de San Pedro Cholula posee un impacto mediático significativo que también podría llevarlo a mantenerse en la contienda interna.

Aunque en menor número, en el sol azteca también suspiran, pero sólo el senador Luis Miguel Barbosa anunció su interés en abanderar al PRD durante los comicios del 2018.

El PAN, entre sombras

El PAN, que llevó a Gali Fayad a Casa Puebla, es el único partido donde los militantes aún no han revelado sus aspiraciones políticas.

Versiones periodísticas apuntalaban la posible candidatura de Martha Erika Alonso Hidalgo, esposa del gobernador Rafael Moreno Valle, aunque ella desmintió una aspiración por el gobierno del estado.

Sólo el coordinador del grupo legislativo del PAN en el Congreso poblano, Jorge Aguilar Chedraui, ha dicho que le interesa un cargo público en 2018, sin especificar si se trata de la gubernatura.

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