Las Serpientes

Por Ricardo Morales

El  gasolinazo ya es en sí mismo una mentada de madre para el pueblo de México, el cual vive en su mayoría con uno o dos salarios mínimos, es decir entre 80 y 160 pesos al día, en casi 80% de los casos.

Pero lo que resulta más insultante para la mayor parte de la población son los salarios que devenga la burocracia dorada, la cual goza de todo tipo de privilegios en nuestro país, como gastos en comidas a costa del erario, telefonía gratis, vales de gasolina y hasta en un tiempo de despensas, así como presupuesto para el pago de asesores, asistente, chofer y secretaria o secretarias.

Si se revisan las cifras de los salarios que devengan el Presidente de la República, secretarios de estado, gobernadores, senadores y diputados federales, las cifras escandalizan, tal vez por  eso esta élite ni sufre, ni se acongoja ante los gasolinazos.

Para muestra un botón, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, de acuerdo con su declaración patrimonial, devenga un salario neto de 193 mil 478 pesos mensuales, suficientes para mantener, sin ningún sobresalto, a él y a su cuantiosa familia, aunque por supuesto éste no su único ingreso. Cabe señalar que el mandatario federal goza de una partida dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación para sus gastos, independiente de su salario, superior a los mil millones de pesos cada año.

Los secretarios de estado, insensibles, al igual que el Ejecutivo, a lo que ocurre en el país, tienen salarios elevados: Miguel Ángel Osorio Chong, titular de la Segob, reporta 151 mil pesos mensuales, más que suficientes para vivir sin sobresaltos, aunque por supuesto no representan el único de sus ingresos.

El titular de la Secretaría de Hacienda, José Antonio Meade, gana también 151 mil pesos mensuales; Rosario Robles, 145 mil pesos; el titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, 156 mil pesos; Pedro Joaquín Coldwell, secretario de Energía, 194 mil pesos −nominalmente más que el presidente Peña− y así por estilo el resto del gabinete, cuyos salarios no son menores a los 140 mil pesos mensuales, esto sin tomar en cuenta sus compensaciones y los negocios que realizan a costa del erario.

Si sumamos en promedio el sueldo del presidente de la República, más sus secretarios, y lo fijamos en 150 mil pesos mensuales, el gasto tan sólo en esta estructura en un mes es de tres millones 750 mil pesos, lo cual al año asciende a una cifra de 45 millones de pesos.

Ahora veamos a los gobernadores de los estados, los cuales también se pintan solos.

Miguel Márquez Márquez, de Guanajuato, es el gobernador mejor pagado de México.
De acuerdo con una revisión de los 32 tabuladores de sueldos y nóminas de los gobiernos estatales en 2016, el mandatario guanajuatense encabeza la lista con una percepción mensual bruta de 207 mil 306.33 pesos.

En tanto, Miguel Alonso Reyes, de Zacatecas, era el gobernador que tenía el sueldo más bajo con un ingreso de 53 mil 560 pesos.

Después de Márquez Márquez, los mandatarios estatales mejor pagados en México son Juan Manuel Carreras, de San Luis Potosí; Eruviel Ávila Villegas, del Estado de México; Rubén Moreira Valdez, de Coahuila; Alejandro Ortega, de Campeche; Jorge Aristóteles Sandoval, de Jalisco; el ex gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge; Rolando Zapata Bello, de Yucatán, todos ellos con salarios entre 190 mil y 170 mil pesos mensuales.

Si en promedio los gobernadores de nuestro país ganaran 140 mil pesos mensuales, sin tomar en cuenta sus tranzas, negocios y el diezmo, esto representa una erogación de cuatro millones 480 mil pesos. Al año la cifra asciende a más de 53 millones 760 mil pesos.

Ya ni hablemos de los que nos cuestan los 500 diputados federales que mantenemos en San Lázaro, ni los 128 senadores de la República, cuyos salarios son una verdadera carga para el erario.

A esto hay que sumar a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyos emolumentos son una verdadera mentada de madre para el país, ya que el ministro presidente gana 651 mil pesos mensuales, sueldos que por cierto son de por vida.

Esto es lo que de verdad tiene indignado al pueblo de México, el cual, creo que ahora si ya está dispuesto a decir “¡basta!”

 

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