Por Mario Galeana
El Congreso de Puebla reformará el artículo 14 de la Ley de Educación del Estado para crear en escuelas públicas y privadas un programa de detección y atención oportuna de trastornos mentales en menores.
Así lo dijo el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Jorge Aguilar Chedraui, quien reconoció que ello obedece a lo ocurrido en Monterrey.
El ex secretario de Salud reconoció que hay pocos centros gratuitos hospitalarios que brinden asesoría y tratamiento a menores con padecimientos mentales.
“La atención se da básicamente en algunos hospitales generales. Lo que habrá que intentar es llevar este servicio de atención médica mental a otros hospitales(...)Es fundamental en la familia promover valores como el respeto y la tolerancia, los cuales empiezan desde casa y deben fortalecerse en la escuela”, añadió.
Violencia social fue factor en Monterrey
Depresión combinada con la desatención de los padres pudo detonar el ataque del miércoles en el Colegio Americano del Noreste
Por Serafín Castro
El clima de violencia que impera en el país, en especial en los estados del norte de la República, así como un cuadro de depresión y la desatención por parte de sus padres, son los principales factores que pudieron influir para que un joven de 15 años disparara contra su maestra y alguno de sus alumnos en una escuela de Monterrey y posteriormente se quitara la vida.
Así lo señaló el investigador de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM, Héctor Cerezo Huerta.
De acuerdo con el especialista en temas de psicología social, para que una persona, en especial un adolescente, llegue a cometer un acto como el que ocurrió la mañana del miércoles en el Colegio Americano del Noreste, se requiere de una combinación de factores sociales y psicológicos.
“Para cometer algo así se requiere una combinación perversa de factores, no es uno solo (...) Mi hipótesis es primero el contexto social y cultural: Monterrey es uno de los 10 municipios más violentos según el Secretariado Ejecutivo de la Segob”, indicó.

Este clima de violencia, indicó, repercute de forma negativa en la relación de las familias, que son el “microuniverso” de la sociedad.
Otro factor para entender el caso, es lo individual: “Se dice que tenía depresión pero que no recibía tratamiento, sólo acompañamiento. Esto complica las cosas y aumenta la probabilidad de cometer suicidio, homicidio o un homicidio con suicidio, como este modelo copiado de Estados Unidos”.
La depresión sin tratamiento conlleva al aislamiento y a la impulsividad que terminan, según el catedrático, llevando a los adolescentes a formar parte de grupos cerrados en redes sociales, como los relacionados con Legión Holk −del cual supuestamente formaba parte el alumno agresor, de acuerdo con las investigaciones−, en donde encuentran aceptación.
A esta situación se suman variables como el desempeño de los padres de familia y el tratamiento escolar: “en las escuelas privadas y públicas lo que menos les importa es el estado emocional de los alumnos”, indicó.
“Él también es una víctima. Los padres deberían ver con quién salía el hijo, con quién convivía. Además se suma la violencia estructural del país. Recién inicia el año y ya vemos sucesos como los de Playa del Carmen, Cancún y ahorita en Monterrey”, dijo.
De acuerdo con el especialista, para evitar este tipo de sucesos no basta con aplicar acciones como el operativo mochila, el cual consiste en inspeccionar lo que llevan los menores a la escuela.
Héctor Cérezo consideró necesario implementar políticas desde el gobierno para que en todas las instituciones educativas, ya sea de formación pública o privada, se cuente con orientadores que guíen el estado emocional de los estudiantes.
Además de que los padres deberían involucrarse y poner límites y reglas más rígidas a los hijos respecto al uso de su tiempo libre, contempló el entrevistado.
