Esfera Pública

Por: Elías Aguilar García

Un indicador significativo del éxito o fracaso de un gobierno es el resultado de su partido o representación política en los procesos electorales locales. En este caso, las cifras de votos que en 2013 y 2016 obtuvieron el PAN y sus aliados, es decir, la opción político electoral que defendió los objetivos del gobierno de Rafael Moreno Valle, es un medidor que revela cómo le fue al mandatario pasado.

El proceso electoral de 2013, en que se eligieron diputados locales y presidentes municipales, sin lugar a dudas representó un termómetro del sentir de la ciudadanía acerca de la actuación del gobierno que representaba Moreno Valle. Las votaciones resultaron favorables a la Coalición Puebla Unida (del PAN-PRD-Compromiso por Puebla-Nueva Alianza), obteniendo 92 alcaldías con 884 mil votos, que representan 39% de los votos emitidos en las elecciones municipales. Por su parte, la Alianza 5 de Mayo del PRI-PVEM obtuvo resultados favorables a sus candidatos en 88 municipios, con 849 mil votos, que representan 37% del total de los sufragios para munícipes.

Un peso especial tuvo la elección de presidente municipal de Puebla. El candidato de la Coalición Puebla Unida, el hoy gobernador electo Tony Gali obtuvo el triunfo con 253 mil votos que representaron el 52% del total en ese proceso electoral, contra los 198 mil votos que registró el candidato del PRI-PVEM, Enrique Agüera, con el 40% de los sufragios que se emitieron.

Ese resultado fue muy significativo, si se toma en cuenta que la ciudad de Puebla es el espacio más crítico para los partidos que gobiernan el estado, en este caso el PAN, y porque el candidato de la coalición compitió en aquel momento contra Enrique Agüera, quien gracias a su cargo inmediato anterior al proceso electoral como rector de la BUAP, tenía un muy buen posicionamiento entre los electores de la capital del estado.

En el caso de las diputaciones locales, la Coalición Puebla Unida obtuvo 22 de las 26 en disputa, contra cuatro de la Alianza 5 de Mayo del PRI-PVEM. Fue la derrota más fuerte del PRI en la historia electoral del estado de Puebla.

Sin embargo, la elección federal del 2015, con una lógica muy distinta a una elección local, dado que se tratan de temas de la agenda nacional, marcó un escenario electoral muy competido. En distintas regiones del país, el PRI mostró aventajar a sus competidores. Ello ocurrió también en Puebla.

Vale, pues, recordar los números finales de la elección federal de 2015: de las 16 diputaciones federales en disputa, el PRI-PVEM obtuvo resultados favorables en nueve distritos, incluyendo tres de los cuatro de la ciudad de Puebla, lo cual marcó esperanza para los simpatizantes del PRI, quienes vieron la posibilidad de obtener la victoria en la elección de 2016 para la gubernatura.

Algunos analistas, incluyéndome, consideramos ese escenario muy competitivo; es decir, el resultado de la votación de 2015 señalaba que la elección estatal del 2016 sería un escenario totalmente diferente al de 2013, y que habría ciertas señales de desgaste del ejercicio del gobierno de Rafael Moreno Valle que probablemente se reflejarían en la elección de quien ocuparía Casa Puebla a partir del 2017.

Ya en 2016, la alianza encabezada por el PRI y el PVEM seleccionó como su candidata a gobernadora a la senadora Blanca Alcalá quien, sin lugar a dudas, era la mejor posicionada hasta ese momento y, a fin de cuentas, es la candidata que mayor rentabilidad electoral representó para el PRI en esos comicios. Cabe señalar que la elección de mandatario es el termómetro más certero sobre los resultados positivos o negativos de un gobierno en gestión.

La fuerza política que representó el proyecto de Rafael Moreno Valle, en este caso Sigamos Adelante, de PAN-PT-Nueva Alianza-PSI y Compromiso por Puebla, le ganó la jugada a PRI-PVEM-PES. Un acierto de comunicación fue que desde el nombre de la Coalición se comunicó una razón de voto a favor de su candidato Tony Gali e, implícitamente, dio una razón de voto en contra del grupo encabezado por el PRI: evitar que se regresara al pasado.

Los resultados electorales fueron contundentes. Tony Gali, abanderado de Sigamos Adelante, obtuvo más de 800 mil votos, el 45% del total de los sufragios, 200 mil votos más que su competidora, Blanca Alcalá, quien sumó una votación que representó el 34% de los sufragios.

Las cifras finales de las elecciones que se registraron durante el gobierno de Rafael Moreno Valle avalan los resultados de su gestión. Y revelan algo más: una elección de mandatario estatal constituye la manifestación de la opinión ciudadana sobre el gobierno, equivale a un referéndum que dice si los votantes están de acuerdo con el modo en que actúa el gobernante o lo rechazan. En esta entidad, que era territorio priista, el elector poblano acudió a la casilla en 2010 para decir “no” al partido tricolor, legitimó en 2013 el cambio de gobierno y en 2016 subrayó que lo suyo fue una transformación radical de voto.

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