En 24 Horas Puebla iniciamos una serie de textos orientados a una revisión de diferentes libros, los cuales aparecerán cada 15 días. Por su calidad confiamos en que serán de su agrado

 

FREDO GODÍNEZ

Hablar de la narrativa de Pedro Ángel Palou es algo cotidiano para mí, su narrativa es parte esencial de mi vida y sus libros tienen un lugar importante dentro de mi biblioteca personal.

Alguna vez David Toscana dijo, en la levítica Puebla –precisando: en Profética–, que existían muchos Palou, refiriéndose a su narrativa. Nacho Padilla en su libro Si hace Crack es Boom llegó a conclusiones similares.

Sin embargo, desde mi perspectiva, existen dos Palou narradores y su libro divisorio es la novela Quien dice sombra; y lo vengo diciendo en reseñas pasadas: a la narrativa de Pedro Ángel Palou le hizo bien escribir un libro sobre su taller literario poblano con Donoso y Ojeda. Fue una especie de autoexorcismo narrativo. A partir de este punto de quiebre narrativo –pienso–, pudo reconciliar sus búsquedas narrativas con la herencia paternal: la Historia.

La novela histórica es un género narrativo que a Pedro Ángel Palou le ha venido como anillo al dedo, pues ha entregado al lector novelas redondas. Primero comenzó con las de Zapata, Morelos y
Cuauhtémoc que conformaron la trilogía de “sacrificios históricos”. Posteriormente hizo una revisión de los últimos años de Porfirio Díaz con Pobre Patria Mía y continuó con Pancho Villa en No me dejen morir así. Todas estas novelas se caracterizaron por la brevedad narrativa y por contener una prosa poética; y en su inmensa mayoría se centraba en momentos históricos específicos, definitorios para entender al ser humano y deshacernos o desapegarnos de la figura de bronce tan relatada en los libros de Historia.

Empero en Tierra roja (la novela de Lázaro Cárdenas) no cabía la brevedad. La novela exigía otro trato y Palou optó por una narrativa extensa y que fuera capaz de mostrarle al lector, con lujo de detalles, quién fue Lázaro Cárdenas y el mundo en el que vivió y del que muchos sólo imaginamos conocer a través de los libros de Historia, las narraciones de nuestros abuelos, las películas del cine mexicano o uno que otro libro de ficción.

Tierra roja cuenta dos historias a la par: la política-biográfica de Lázaro Cárdenas y la policiaca-periodística donde el periodista Eduardo El Güero Téllez, y el policía encubierto Filiberto García son los protagonistas. Y es gracias a la conjugación de estas historias que el lector podrá conocer el México cultural donde caminaron Cantinflas, Diego Rivera, Salvador Novo, Octavio Paz; pero también por el México donde se refugió Trotsky y al que llegaron los españoles que venían huyendo de Franco.

Tierra roja es una novela que le ofrece al lector la vida de uno de los personajes históricos más importantes del México contemporáneo, pero quizá el más olvidado por la narrativa mexicana. También retrata la vida de un México que en muy pocas novelas está retratado, el de los años 30 y 40.

Tierra roja de Pedro Ángel Palou aparece en un momento interesante para México, pues vivimos un momento donde la ultraderecha mexicana parece cobrar fuerza; México está olvidando el significado de soberanía nacional y los políticos, los medios de comunicación y los habitantes hemos perdido una serie de valores, lo que nos tiene hundidos en el hoyo de la corrupción y la inequidad social.

Hoy, a muchas décadas de distancia, pareciera que los esfuerzos de Lázaro Cárdenas por cumplir las demandas sociales que la Revolución Mexicana prometió y por buscar darle al país todas las herramientas necesarias para que la economía nacional no dependiera tanto de los Estados Unidos, son intenciones que se extraviaron y nadie ha reparado en levantar una alerta AMBER.

La pregunta que queda, al finalizar la novela, es: ¿cuándo se perdió el rumbo?

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*Tierra roja. Pedro Ángel Palou. Planeta: 2016. México.

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