La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam
Hace unos días compartí con el hipócrita lector que Alejandro Armenta Mier tiene todo listo para dejar el PRI —buscando una ruptura artificial con la dirigencia nacional— y sumarse a las filas de MORENA.
No lo hace por convicción.
Lo suyo —lo que trae en su hipotálamo— es una mezcla de rabia y tristeza combinadas con una ambición desmedida por ser gobernador de Puebla en 2018 al costo que sea.
(En ese costo van incluidos la traición a Osorio Chong y el apareamiento con las ideas de López Obrador).
Traición y ambición: dos narrativas shakesperianas que encajan muy bien con su novedoso antipriismo.
Pero no se engañe el lector: Armenta no sólo no ha leído a Shakespeare: ignora que es uno de los millones de personajes suyos que deambulan por el mundo.
Dos frases del poeta y dramaturgo inglés sirven para entender al nuevo Armenta:
Primera: “Cuidado con la hoguera que enciendes contra tu enemigo; no sea que te chamusques a ti mismo”.
Segunda: “Con el cebo de una mentira se pesca una carpa de verdad”.
Otros priistas que buscan caminar la senda de López Obrador son Alberto Jiménez Merino y Javier López Zavala.
¿Qué tienen en común los tres priistas arrepentidos?
Que fueron adictos a la iglesia marinista.
(Una Iglesia muy pagana plagada de oficios demoníacos).
Este éxodo de marinistas al lopezobradorismo resulta curioso y revelador.
Y es que los ministros de un culto desacreditado nacionalmente ahora aspiran a ser sacristanes del pastor Andrés Manuel.
Sería ridículo si no fuera terrible.
Imagine el lector a estos tres marinistas puros encabezando una cruzada moral en 2018 metidos en las siglas de MORENA.
Imagine al demonio vomitando fuego en contra de los pecadores.
Imagine a una falsa monja en un burdel redimiendo a las hembras pecadoras.
Si el marinismo logra engañar a López Obrador habrá logrado mucho, pues se reinventará en aras de quedarse con el poder local en 2018.
Mario Marín lo intentó en su momento y convenció a López Obrador —a la sazón Jefe de Gobierno del Distrito Federal y potencial candidato del PRD a Los Pinos— de que le abriera las puertas de su partido para buscar la gubernatura de Puebla.
AMLO aceptó la propuesta indecorosa y la farsa estuvo a punto de representarse.
Esto ocurrió en 2004, cuando Marín estaba seguro de que el gobernador Melquiades Morales no lo dejaría convertirse en el candidato del PRI a la gubernatura.
Tras su chantaje vino la unción y lo que ya sabemos: el peor gobierno en la historia de Puebla.
Hoy los marinistas no buscan chantajear a nadie.
Saben que el PRI está atascado en un mar de lodo y que nadie lo sacará del tercer lugar en el 18.
Ya se han puesto a leer los libros de López Obrador.
Y más: recitan sus proclamas ante el espejo, ensayan sus nuevas poses, abrazan a sus futuros compañeros.
Son como Lady Macbeth urdiendo tramas para matar al rey: al fin que un poco de agua limpiará el delito.
La desbandada de priistas se avecina.
Tienen prisa.
López Obrador ya hizo correr la voz de que quienes quieran sumarse a él tienen hasta marzo de este año para hacerlo.
Los nuevos Idus de Marzo están por llegar.
Julio César, el emperador, no le creyó al hechicero y fue víctima de su desdén.
Nota Bene:
Ya publicada esta columna se comunicó conmigo Javier López Zavala para aclarar que no está en su agenda cambiar de partido.
Queda hecha la puntualización.