Por Guadalupe Juárez
Y la guerra en Tehuacán terminó.
Ernestina Fernández Méndez se encontraba tensa. Cruzaba sus manos y fijaba su mirada en el grupo de personas con cartulinas en mano que descendían de varios camiones de transporte público del municipio que gobierna.
Desde hace tres años la alcaldesa no compartía un evento con el gobernador del estado, al menos no de manera voluntaria.
Hoy fue diferente, no era Rafael Moreno Valle con quien se reuniría.
Hoy decidió aceptar la mano de Antonio Gali Fayad, quien extendió su apoyo e hizo un llamado de conciliación a todos los órdenes de gobierno, el de ella incluido.
Mientras el presentador nombraba a cada uno de los invitados, entre ellos el titular de la Secretaría de Gobernación federal, Miguel Ángel Osorio Chong; el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del estado, Jorge Aguilar Chedraui, y la presidenta del Patronato del DIF estatal, Dinorah López, Ernestina toma aire, cruza las manos.
Las palabras de quien para ella hace dos semanas todavía era el “enemigo” le arrancaron una sonrisa que parecía más una mueca. Eran las de Diódoro Carrasco Altamirano, el titular de la Secretaría General de Gobierno, el mismo que en la administración pasada arremetió en su contra por no aceptar colaborar con el gobierno del estado y que este martes estuvo sentado junto a ella.
Pero hoy va a terminar una guerra. Por eso la sonrisa. Por eso la bienvenida. Por eso la petición.
“Quiero pedirle, aquí, enfrente de usted (secretario Miguel Ángel Osorio Chong), al nuevo gobernador (José Antonio Gali Fayad) que nos apoye, tenemos muchas necesidades y nuestra gente lo pide (…) Tehuacán necesita de usted”, suelta llena de titubeos, pero sin perder el hilo del discurso.
Gali Fayad escucha atento. Dinorah López parece ofrecerle aliento a la presidenta municipal y le dedica una sonrisa, para darle ánimos, en lo que ella se sostiene del fólder con su discurso y del micrófono para continuar.
“Yo quisiera pedirle por el tiempo, que es muy poco, que nos dé usted una cita de diálogo para presentarle algunos proyectos de infraestructura (…) y pedirle que dentro de sus posibilidades de usted (sic) nos dé unos proyectos que sean directos, a beneficio de todos los tehuacaneros”, agrega, como si las palabras que brotan de su boca fueran más difíciles decirlas que enfrentar el proceso de destitución que pesa desde el año pasado, en su contra, desde el Congreso local.
Tony Gali escucha, lleva una mano a la barbilla. Ernestina toma aliento una vez más y termina con palabras que pudiera interpretarse como una bandera blanca ondeando en el ambiente.
“Es lo único que le pido (infraestructura), y también coordinarnos en el tema de seguridad pública (…), es lo único que le pedimos, y a decirle que vamos a trabajar los tres órdenes de gobierno en beneficio de los tehuacaneros”, finaliza.

Gali Fayad aplaude, en lugar de tomar la mano de la munícipe la intenta abrazar como lo hace con sus colaboradores, como si fueran amigos de tiempo.
Ernestina acepta un poco escéptica, pero sabe que hoy es la oportunidad de terminar esa guerra.
El nuevo gobernador agradece la hospitalidad de la alcaldesa, pero aprovecha para recular las acusaciones de la presidenta municipal al asegurar que en esa demarcación de 2011 a 2016 –gestión de Moreno Valle– contó con una inversión de más de mil 58 millones de pesos en diferentes tipos de obras, como el Hospital de la Mujer, drenaje e inversión a escuelas. La munícipe traga saliva.
“Agradezco a nuestra anfitriona. Muchas gracias. Cuenta con el apoyo del estado; lo dije desde la campaña (para la gubernatura): la mano está extendida para trabajar sin ningún color de partido (…)”, dice el mandatario de Puebla.

En Tehuacán terminó la guerra.
Presidenta municipal y gobernador de la entidad volverán a convivir sin descalificaciones.
