Con pocas excepciones, los negocios de poblanos y mexicanos en varias ciudades de la unión americana permanecieron cerrados, dejando algunas calles de estas urbes desiertas
Por Álvaro Ramírez Velasco
Su ausencia fue la manera más contundente de mostrar la fuerza y hacer sentir que son indispensables.
“Trump se lo va a pensar dos veces la próxima vez que quiera meterse con nosotros”, asegura Francisco Vázquez, un migrante poblano que vive en Nueva York, donde este jueves la convocatoria a la expresión Un Día sin Inmigrantes fue, con contadas excepciones, un éxito, para mostrar lo importante de esta comunidad en la economía, sociedad y vida cotidiana de Estados Unidos.
El llamado, cuyas huellas como idea original se perdieron entre la espontánea y masiva réplica en redes y de boca en boca, a los extranjeros para no ir a trabajar ni a la escuela, para no salir de compras y no comer fuera de casa, sumó a la comunidad poblana en las principales ciudades de destino de los paisanos.
Los restaurantes mexicanos de Yonkers, donde hay 35 mil poblanos, permanecieron cerrados. En Brooklyn y el Bronx, donde también abundan los paisanos, se sintió el vacío de los migrantes.
La contundente mayoría de los establecimientos que tienen como dueños a mexicanos, a poblanos, bajaron sus cortinas y muchos otros donde el personal es mayoritariamente latino también debieron cerrar por falta de personal.
En la zona triestatal de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut; en Los Ángeles, California; en Atlanta, Georgia, y en Chicago, Illinois, como en muchas otras ciudades, los poblanos fueron eje de esta expresión y de las protestas.
El llamado
Hacia las 10:00 horas de este jueves, la convocatoria se reforzaba por doquier y hacía eco en redes sociales.
El líder migrante Jorge Mújica, de Chicago, alertaba a la vez que se sumaba a una manifestación convocada en el Union Park de esa ciudad de IIlinois, del que luego partió una marcha con 20 mil participantes: “Que los restaurantes Lalo’s están abiertos... a ver si alguien pasa por ahí a decirles que no la rieguen!!! Y por supuesto, nadie vaya hoy a comer ahí!!”, escribió en Facebook.
Ciudades desiertas
Los paisanos, desde la ciudad de Aurora, también en Ilinois, en los barrios de Nueva York y en varias ciudades de California hacían transmisiones en Facebook Live para dar el parte de los cierres.
Se reportaba calma y la falta de los migrantes dejaba algunas calles de esas ciudades desiertas, sin la algarabía latina acompañando con cadencia el día a día estadunidense. Ciudades desiertas, como el título de la novela de José Agustín.
Desde Yonkers, en entrevista con 24 Horas Puebla, el presidente de la Cámara de Comercio México-Estados Unidos, Alfonso Álvarez, el oriundo de Ilamacingo, en Acatlán, reportó que alrededor de 90% de 350 establecimientos de poblanos cerraron sus puertas.
Las excepciones
Sin embargo, está también el otro lado de la moneda, pues hubo lugares donde faltó respaldo.
Al enumerar qué tiendas de calles de Brooklyn apoyaron la iniciativa y cuáles no, Guadalupe Cabrera –oriunda de Cuayuca de Andrade, Puebla, y presidenta de la Asociación Cultural Mexicana de ese lugar en el que viven muchos poblanos– consideró que “como mexicanos nos falta solidaridad, unión”, pues algunos establecimientos permanecieron abiertos.
Ella misma, en su estudio de tatuajes, bajó la cortina para nutrir la convocatoria nacional a Un Día sin Inmigrantes, aunque afirmó que “la verdad es que faltó apoyo”.
“Sin nosotros EU y México estarían peor”
Para Francisco Vázquez, el día fue un éxito. Él participó dejando de asistir a su trabajo en una empresa constructora en Nueva York.
Este joven de 34 años de edad, oriundo de Acatlán de Osorio, quien hace más de una década dejó Puebla para irse a Nueva York a buscar el sustento, advierte que desde la llegada de Trump, “la gente vive con temor, ya no sabemos a qué hora salir al trabajo y si va a haber redadas”.
Sobre este Día Sin Inmigrantes, expresa que hay satisfacción por la convocatoria de la comunidad inmigrante, sin embargo, “estamos pendientes, pues no sabemos si vamos a perder el trabajo, por esta manifestación, en la que mucha gente faltamos al trabajo el día de hoy (jueves)”.
Al ser entrevistado por 24 Horas Puebla Vázquez afirmó que “ha habido muchos negocios que nos apoyaron, muchas importadoras de productos mexicanos, restaurantes desde pequeños a grandes...”.
La reflexión de Francisco va y viene de ambos lados del Río Bravo. Advierte de la importancia de las manos migrantes para la economía estadunidense, pero también para México.
“Nueva York y muchos lugares de Estados Unidos se mueven con dinero y trabajo de nosotros, de la gente inmigrante, porque sí aportamos a la economía.
“No venimos a causar ningún delito, simplemente venimos a buscar trabajo para mejorar a nuestras familias, mandar remesas a nuestro país y dejar en claro que sin nuestras remesas México estaría peor de lo que está con este gobierno”.

Asegura que la protesta “fue un éxito no sólo en Nueva York, sino en todo el país, en Chicago, en el estado de California, en la ciudad de Atlanta, demasiadas ciudades.
“Hace años hicimos la manifestación del 1 de Mayo... Esta vez no nos tocó marchar, el hecho era no salir, no gastar en nada, ni en trenes, ni en pasaje. Estar en la casa, sin gastar el dinero que gastamos a diario”.
¿Qué sentimiento te queda? ¿Cómo crees que verá el gobierno de Trump esta expresión de los latinos, de los mexicanos, de los poblanos?
—Él va a pensarla dos veces, porque la verdad marcamos diferencia. Somos muchos latinos y la verdad estamos desunidos, pero poco a poco trataremos de ir uniéndonos y jalando más gente para que nos apoye.
Francisco, quien debió dejar sus estudios hace 12 años, a punto de titularse en la licenciatura en Diseño Gráfico de la Universidad Benito Juárez, es foreman (capataz) de un equipo que trabaja en construcción, en Brooklyn, donde vive.
Como parte de la convocatoria, desde un día antes subió a sus redes un video en el que, en conversación con sus compañeros de trabajo, acordaban faltar al trabajo.
A pesar del riesgo de perder su empleo, en el que gana el dinero que envía a su madre en Acatlán y a su hermano para sus estudios en artes plásticas, en Puebla, Francisco se sumó a la movilización de Un Día Sin Inmigrantes.
Su plan inicial era irse a Nueva York un año, juntar dinero y regresar. Han pasado 12 desde que se puso esa meta y aunque se ha acoplado a la vida de allá, permanece la añoranza de la tierra originaria.
“Al pasar de los años uno se va adaptando a la forma de vida de acá, a las posibilidades que nos ofrecen... Trabajando, sin meterse en problemas, sin cometer un crimen, la verdad que la vida es buena”.

¿Te interesaría regresar?
—Sí, todo el tiempo añoramos regresar, pero nuestro estatus migratorio no es el adecuado.
¿Qué piensas del gobierno mexicano?
—Me da mucho sentimiento al ver cuántas empresas canadienses han entrado a tomar a saquear el oro y que el gobierno mexicano las esté dejando. Cuántas familias no cuentan con servicios indispensables y muchas anomalías, (mientras) los gobernantes vienen a Las Vegas a gastarse el dinero, compran propiedades en Miami y viven de lo mejor y tienen cuentas en el extranjero. El país ha estado siendo saqueado desde hace muchos años.
