Los índices de violencia  no han cesado en el estado de Guanajuato,  las denuncias por desapariciones aumentaron 232%, mientras que en el 2016 pasó a figurar en los primeros lugares a nivel nacional con más delitos

 

Traspatio

Por Luis Pavón / @pavonlui

Se encuentra en el top ten de homicidios; las denuncias por desapariciones aumentaron 232%, aplicaron insulina china que no hacía efecto a los pacientes; pero en Guanajuato, no pasa nada.

O será que aplican la frase del gran guanajuatense José Alfredo Jiménez: “la vida no vale nada”.

El gobierno de ese estado minimiza todos esos hechos y recurre al viejo y desgastado discurso: “son golpes políticos con intereses electoreros”.

Cuando en el programa Despierta de Televisa, le presenté el reportaje sobre la insulina china que suministró el sector salud del estado y que está sustentado en un oficio firmado, por la entonces jefa de los servicios de salud, el gobierno de Guanajuato se desgarró las vestiduras para negar lo que estaba en un documento oficial.

La semana pasada, Milenio publicó que las denuncias por desapariciones en Guanajuato aumentaron 232%.

La respuesta del gobernador Miguel Márquez Márquez  fue: “Los desaparecidos son porque se fueron con el novio o Estados Unidos”.

Posteriormente en el Congreso del Estado y con motivo de la glosa del V Informe de Márquez, el procurador de Justicia Carlos Zamarripa Aguirre aseguró que de las 196 personas desaparecidas que reporta el Registro Nacional de Personas Extraviadas Desaparecidas (RNPED), sólo el 1% están relacionadas con la comisión de un delito.

Cuando el año pasado hice un reportaje sobre el aumento de los homicidios en la entidad, la versión oficial fue que no era para tanto y todo se debía a los estados vecinos.

En 2016, el estado de Guanajuato vivió la peor ola de violencia de los últimos años.

Considerado uno de los estados más tranquilos, Guanajuato pasó a figurar en los primeros lugares con más delitos ese año, por cada 100 mil habitantes.

El secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), registró que en sólo tres meses, el homicidio aumentó más del 50%. El ejemplo más claro fue de enero a julio, donde se registraron 532.

Febrero fue el mes más bajo con 59 homicidios, pero en junio y julio se elevaron a 92 y 91, respectivamente.

En 11 meses de 2016, es decir de enero a noviembre, Guanajuato sumó 880 denuncias de homicidios dolosos y mil 19 víctimas de dicho delito.

De acuerdo con las estadísticas disponibles en el SNSP, en los últimos 20 años no se había registrado una cifra tan alta de homicidios dolosos en Guanajuato.

En todo 2015 se registraron 879 homicidios en Guanajuato; en 11 meses de 2016, dicha cifra ya había sido superada.

Lo atribuyeron a la colindancia que tienen con Michoacán y Jalisco, estados con fuerte presencia del crimen organizado.

El gobierno encabezado por quien alguna vez quiso ser sacerdote, recurrió a lo que suelen hacer las versiones oficiales: “estaban involucrados en algo malo”

Así lo quisieron hacer con el homicidio de Francisco Javier Reyes Zúñiga, quien fue asesinado el 16 de agosto de 2016 a una calle de su casa, en León, Guanajuato.

Se trataba de un maestro de secundaria, conocido, admirado, por alumnos y compañeros de trabajo. Llevaba más de 20 años en la docencia.

Su hija Doria Reyes me relató lo que hizo la autoridad:

“Las primeras declaraciones en el transcurso de la primera hora fue que mi papá era un narcotraficante, que se dedicaba a eso. Pero inmediatamente… pues él fue docente durante 28 años, sus mismos alumnos y maestros fueron quienes apoyaron y dijeron no. Se demostró lo contrario”.

Paradojas de la vida, el profesor Francisco tenía un año luchando en los tribunales porque se hiciera justicia a la muerte de su hijo, quien fue atropellado por una mujer en estado de ebriedad y las autoridades no habían hecho nada por detener a la probable responsable, según me dijo la familia.

La asociación Semáforo Delictivo puso en rojo a 12 de 21 municipios que incluyó su estudio, de enero a julio de 2016. Los encabezaban Celaya y León.

En León, el corazón industrial de la entidad se empezaron a dar asesinatos en condiciones que no se habían visto en esa ciudad.

Los guanajuatenses estaban escandalizados y atemorizados. Víctor Román, presidente de la Cámara de Comercio de León no daba crédito a lo que estaba pasando en su tierra:

“Empezó a verse una serie de ajustes de cuentas, en lugares públicos, plazas comerciales, sitios emblemáticos de la ciudad”.

El director del Observatorio Ciudadano para la Seguridad y Justicia de León, Luis Alberto Ramos, fue categórico: de cada 10 delitos, 6 ó 7 estaban relacionados con el crimen organizado.

Y como era de esperarse, para las autoridades no pasaba nada.

Luis Enrique Ramírez, secretario de seguridad pública de León, me dijo lo siguiente cuando le pregunté: “¿Hay cárteles asentados en León? Hay crimen organizado. Se muestra por el tipo de ejecuciones pero es un tema que se ha asentado y se ha puesto en las mesas con instancias estatales y federales”.

Para la autoridad, todo era por el efecto cucaracha. Es decir, los criminales de entidades vecinas que se pasaban a territorio guanajuatense.

El presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Celaya, Enrique Jiménez Lemus, con nexos familiares en el gobierno, minimizó la tasa de homicidios y consideró que el problema de inseguridad en ese municipio eran otros delitos.

“La situación de inseguridad la tuvimos números alarmantes… percibimos  que definitivamente se dio un alza  en delitos del fuero común, esto es robo a casa habitación, robo a transeúnte, vehículos”.

Los robos son delitos que también se incrementaron en municipios como Irapuato.

El  Semáforo Delictivo marcaba rojo en robo a vehículos y negocio, violación y lesiones.

Un caso preocupante era el de Alejandro, un  comerciante dueño de una refaccionaria que  en menos de un año su entorno sufrió12 asaltos.

“Irapuato siempre lo he presumido que ha sido una de las mejores ciudades de este país. Nos ha empezado a llegar la inseguridad. 3 ó 4 agentes de ventas que trabajan con nosotros han recibido algunos asaltos. En el mismo negocio hemos recibido varios asaltos, mi esposa ha recibido asaltos, por eso le comento de nosotros. Me quedo sin palabras ante la inseguridad”.

Guanajuato era considerado uno de los estados más seguros del país, 2016 fue de los peores años.

En el inicio de 2017, siguió registrando que los índices de violencia no han cesado. El periódico am contabilizó cuatro homicidios al día en promedio en el mes de enero. Pero las autoridades del estado como si nada.

No cabe duda que si el guanajuatense José Alfredo Jiménez viviera, seguro volvería a decir que en su tierra la vida no vale nada.

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