Por: Adrián Ruiz
Si como asegura el dirigente del PRI, Jorge Estefan Chidiac, la carta fuerte para recuperar la gubernatura de Puebla es Blanca Alcalá Ruiz, jugará a perder. En realidad su bando carece de cartas y menos una fuerte. Lo que sí tienen, y de sobra, son cartuchos quemados.
Lo mismo es Chana que Juana, los apuntados por el PRI no ganarían ni una votación con sus vecinos para ser líderes de sus colonias.
Lo único que saben hacer es engañar, enriquecerse y mentir a quienes depositan su confianza en ellos.
Blanca Alcalá aprendió a la perfección el sacar provecho de las posiciones en las que ha estado. La razón principal por la que perdió recientemente ante Tony Gali fue porque nada hizo como presidenta municipal.
Bueno, lo de no hacer nada es relativo, porque hizo una gran fortuna y mancuerna ad hoc para sus fines con su yerno Édgar Chumacero, quien ha sabido sacar provecho de la sombra de Blanca.
Ambos personajes están pintados con pinceles del mismo grosor. A ambos La Entrega los conoce muy bien. El trato con ellos en tiempo pasado fue directo.
Con Blanca fui compañero de aula en la escuela preparatoria Emiliano Zapata de la BUAP. La manera altanera y prepotente de comportarse con el grupo que formó la llevó a perder la jefatura de grupo.
Tal vez fue su primer revés en una elección. Las diferencias crecieron. Vestida –casi siempre– con faldas largas a cuadros y amplias botas hasta las rodillas, marcó distancia con el resto del grupo. A pulso se ganó el mote de La Cremosa.
A su favor, hay que decirlo, estaba siempre entre las mejores estudiantes. Pero en la misma medida era su comportamiento despectivo.
A Edgar Chumacero lo tratamos en el ejercicio periodístico. Entrado en la adolescencia, su madre lo llevó a la redaccion del extinto periódico Momento en la 7 Oriente, donde coordinábamos la sección deportiva.
Recién había fallecido su padre, nos dijo su madre. El motivo del encuentro fue pedir apoyo para que Edgar asistiera a la Olimpiada Nacional en la disciplina de esgrima porque el director del deporte Enrique Ibarra Caselín lo bloqueaba.
Lo hicimos mediante entrevistas y notas. A pesar de la oposición, Edgar compitió por Puebla.
Pasaron los años y Dios juntó a ambos personajes. Blanca lo llevó primero a la titularidad del deporte municipal. Y luego a la coordinación de su perdedora campaña a la gubernatura.
Perdiendo, ganaron. No en la elección pero si con el “pellizco” a los 300 millones de pesos del capital para la campaña de Alcalá.
El argumento de que la dejaron morir “sola a la hora buena” es una verdad a medias. Es cierto que algunos priistas retiraron su apoyo., pero la avaricia de su yerno para quedarse con los recursos –desde luego, con su aprobación– fue el factor determinante.
Parte de su equipo aún recuerda el autorrobo que consumaron el día de la elección en los cinemas de La Margarita. Al filo de las 13:30 horas llegaron cuatro individuos armados para sustraer cuatro millones de pesos destinados a la compra de votos.
En el lugar se encontraban Xitlalic Ceja, Víctor Manuel Giorgana y Edgar Chumacero, quienes ni siquiera presentaron una denuncia de los hechos, extraño y sospechoso proceder.
Reporte del informante
¿El agua es de todos? El tema de la privatización del agua es cierto. El gobierno anterior trabajo en ello. Por fortuna el de José Antonio Gali puso punto final a la controversia.
La historia documentada en copia la tiene La Entrega en su poder desde hace años. En uno de los viajes a la capital del país nos encontramos por coincidencia en la colonia Polanco a un amigo de la infancia.
Después del efusivo saludo platicamos de su labor en la administración del entonces jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, y de su casamiento con la sobrina de Alfredo del Mazo, ahora candidato al gobierno del Estado de México.
Me preguntó: “¿Cómo están las cosas en Puebla con tu góber?” Le dije “¿por qué?” A lo que respondió que “me encargaron un proyecto para la privatización del agua, acompáñame para darte una copia.
El episodio vale la pena y lo narraré en otra oportunidad.
