En Coxcatlán, decenas de encapuchados esperan el caer de la noche para comenzar el recorrido kilométrico de espaldas; unen los talones con la punta de los pies mientras cargan pesadas cruces

 

Texto y fotos de José Castañares  

Penitentes de la Cofradía de las Santas Cruces recorren las calles de Coxcatlán en la Procesión de los Cangrejos (llamada así porque caminan cargan hacia atrás) durante el Viernes Santo.

Ataviados con túnicas y capuchones, cargan pesadas cruces apoyando la punta del pie al talón, en un suave retroceso.

Las túnicas son de diferentes colores, como el rojo que evoca la pasión y muerte de Jesús, el blanco que es usado por los cirineos (encargados de ayudar a los penitentes con la cruz), y el morado que es llevado por el cofrade mayor.

Los penitentes, quienes cargan la cruz, hacen un juramento de secrecía que es respetado en la comunidad, por lo que nadie conoce su identidad; este grupo está comprometido a participar durante siete años seguidos y a no tener ningún antecedente delictivo.

El reloj marca las 11 de la noche y la procesión sale del atrio de la iglesia de San Juan Evangelista, los vecinos flanquean en dos filas a los penitentes de la Cofradía, quienes caminarán por varios kilómetros alrededor de Coxcatlán, terminando cerca de las tres de la madrugada, cuando regresan a la parroquia.

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