Las Serpientes

Por Ricardo Morales Sánchez /@riva_leo

Nadie sabe exactamente en qué punto comenzó a perderse la tranquilidad de los poblanos pero lo cierto es que hoy la gran deuda de la administración estatal es que haya justicia pronta y expedita.

Nadie puede dudar que la administración de Tony Gali ha puesto todo de su parte para combatir el tema de la inseguridad, otro problema que afecta de manera grave a los poblanos, pero la tarea es titánica y no puede ser algo que se componga tan sólo en un año y 10 meses de gestión.

Los frentes que se han abierto por todo el territorio poblano son muchos; el principal estriba en la guerra contra el robo de combustible, el cual ha cobrado múltiples víctimas.

La presencia del Ejército Mexicano ha sido una medida más que acertada en la lucha contra el crimen organizado, pero no es la única actividad ilícita que debe preocupar a los poblanos.

A la fecha, son más de un millón 700 mil los litros de combustible decomisados producto del combate al huachicoleo, lo cual ha rendido frutos pues los hechos demuestran que hay interés por cumplir con la palabra empeñada.

Las ejecuciones y feminicidios también constituyen una preocupación constante para la administración estatal, la cual ha buscado enfocarse, como lo ha dicho el propio Gali, en recomponer el tejido social, el cual se fracturó en Puebla.

No es fácil lo que se ha tenido que enfrentar: la situación geográfica de Puebla, la riqueza de la capital del estado, la llegada de miles de familias provenientes del norte del país, la propia vecindad con entidades como Guerrero, Morelos, Veracruz y Estado de México, con sus problemáticas, ha provocado que la entidad se “contamine”.

La situación en sí misma es complicada, pero ahora está aderezada por la indolencia de las autoridades municipales, que no cooperan ya sea por temor, negligencia o complicidad, en el peor de los casos.

Puebla capital no es ajena al fenómeno de la inseguridad, la cual se extiende con el tema de las ejecuciones.

Los robos a casa habitación y de autopartes han pasado a ser parte de la vida cotidiana en la capital del estado, con toda la complejidad de una ciudad donde conviven más de dos millones y medio de habitantes y donde cerca de 600 mil viven en condiciones de pobreza extrema.

No por nada una de las prioridades de la administración del alcalde Luis Banck Serrato es atacar de fondo la pobreza en la que viven miles de familias poblanas, lo que se han convertido en un elemento que contribuye al clima de violencia e inseguridad que azota la Angelópolis.

El robo a transporte público es una corresponsabilidad de autoridades, pero también de los concesionarios quienes no han querido instalar los botones de pánico en sus unidades.

Y es que aunque el gobierno del estado los instaló en los vehículos del sistema RUTA, dejó en libertad a los concesionarios del sistema de transporte para que pudieran instalarlos o no.

Un paso que también es más que necesario es la depuración total y absoluta del sistema de impartición de justicia en Puebla, un tema que tal vez tenga que abordar el futuro gobernador o gobernadora.

El sistema judicial de Puebla está más que podrido y es uno de los peores en todo el país.

Quien haya pisado una agencia del Ministerio Público no me dejará mentir que el servicio es fatal, el cual se mantiene igual desde hace más de 40 años, además de evitar el uso de la tecnología a su favor.

Combatir el problema de la inseguridad requiere de soluciones integrales y atacar el problema de raíz; la impartición de justicia es una deuda pendiente que deberá abordarse dentro de las prioridades de la agenda la próxima administración, con el fin de erradicar el corrupto sistema poblano, plagado de intereses e indolencia para aplicar la ley

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