El ridículo estado de excepción

Algunos intentaron de manera irresponsable inflar la posibilidad de que se aplique un estado de excepción en la zona huachicolera de Quecholac, a raíz de los sucesos violentos de la semana pasada. La simple propuesta resulta ridícula, por decir lo menos. En la historia reciente del país no existe antecedente para una medida de esa naturaleza. No ocurrió en casos graves como la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapan; mucho menos en Tlatlaya o en los municipios donde existe una auténtica guerra contra el narco . Pedir una decisión de eso para Puebla no puede ser más que patético o tiene un claro interés político-electoral. ¿Será?

 

El patético caso de Lastiri

Con una serie de boletines dignos de cualquier ayudante aprendiz de Comunicación Social es como el priista Juan Carlos Lastiri Quirós pretende generar una percepción de trabajo y fortaleza en los medios de comunicación. Al correo de esta casa editorial llegan, cada domingo, textos mal redactados, sin línea discursiva y mucho menos con una estrategia previamente determinada para dejar claro el mensaje que quieren enviar. Lo peor del asunto es que el responsable de la tarea prefiere mejor aparecer en sus redes sociales comiendo cemitas en el estadio de beisbol Hermanos Serdán que ocuparse de su chamba. ¿Será?

 

Morena y los vaivenes

Sin duda, la elección del Estado de México resulta muy interesante como un laboratorio de lo que podrían ser los comicios presidenciales de 2018. Uno de los elementos que hasta el momento destaca es que el partido de Andrés Manuel López Obrador pese a que es altamente competitivo, solo no es garantía de triunfo; el tabasqueño debe construir una alianza de izquierdas, ya sea con el PRD, el Partido del Trabajo o Movimiento Ciudadano. El problema es que los tres fueron muy maiceados por uno de los aspirantes priistas. Cómo estará el asunto que el PT prácticamente fue rescatado desde la Secretaría de Gobernación federal para que no perdiera su registro. ¿Será?

 

Decadencia y lucro

La UPAEP cumplió 44 años como institución educativa y de ser semillero de la ultraconservadora Organización Nacional del Yunque. El festejo se realizó, como era de esperarse, sin que ninguno de los integrantes del Patronato o directivos fijaran su postura sobre los reiterados señalamientos de su vínculo con ese grupo. La institución ha dejado de ser la fuente de presión y ejercicio de poder de antaño. Solos, sin aliados reales y con el riesgo de su posible extinción, los yunquistas de la UPAEP se preparan para dar su última campanada rumbo a 2018. ¿Será?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *