Traspatio

Por Luis Pavón / @pavonlui

“Buenas tardes, ¿cómo estás?”.

Extiende la mano y saluda con amabilidad. Se sienta y disculpa por llegar de manera imprevista a la oficina de su interlocutor. Se trata de un “alto funcionario” de Aduanas.

Utiliza diversos nombres pero oficialmente ha sido identificado como Martín Raúl Martínez Paz, alias El Cicatriz, estafador profesional que opera desde hace 10 años.

Esta vez se apersona en una oficina que representa a varios artistas a quienes pretende
estafar.

En Traspatio ya analizamos el tema de la reincidencia delictiva y expusimos el caso de El Cicatriz.

No obstante, vale la pena abundar en ese ejemplo para que esté alerta y no se deje sorprender por vivales, por tipos como ése, que solamente se dedican a estafar.

Lo que le expongo el día de hoy se basa en un video que me hicieron llegar de una oficina que representa varios artistas, a quienes El Cicatriz pretendía robar.

Se trata de un sujeto que busca contratar cantantes para que sean el rostro de una campaña que cambie la imagen de las aduanas del país. Por supuesto, no trabaja en Aduanas aunque suele vestir una camisa con el logotipo de la institución.

En esta ocasión empezó por contactar a la agencia promotora de artistas por correo electrónico. Les mandó un documento con el proyecto que según se iba a desarrollar, sólo que todo estaba escrito con muchas faltas de ortografía y eran fojas no oficiales, pues no tenían logotipo de la dependencia que decía representar.

Esa situación despertó dudas en la directora de esa oficina. De todos modos acordaron una cita.

Sin embargo, un día antes de la cita, El Cicatriz andaba cerca de la oficina promotora de artistas y llamó para ver si lo podían recibir. Le dijeron que sí.

La directora de la empresa contactada se extrañó que un “alto funcionario” fuese a verla, cuando debería ser al revés.

Algo le dio mala espina y decidió grabarlo con una cámara oculta. Fue así que captaron su modo de operar.

Según el video, lo primero que hizo Martín Raúl Martínez Paz  fue saludar cordialmente. Sus primeras palabras relacionadas con el “trabajo a desarrollar” fueron:

“Buscamos una figura pública extranjera que sea muy querida en todos… o en la mayor parte de los lugares. Buscamos una persona, por un lado que sea camaleónico, controvertido, irreverente pero que sea muy querido. Es lo principal que buscamos, que la gente le crea”.

“Ajá”, dijo la interlocutora. El estafador siguió hablando:

“Imagino que ya leyó  el brief, el anexo 1 y el anexo 2. Estamos hablando de 49 aduanas. Eso es netamente una campaña informativa, audiovisual y visual. Porque aunado al 10 % que falta, que es un cambio de percepción de imagen del público entre la gente de aduanas que en este momento es de color negro”.

Todo transcurría normal. El Cicatriz iba vestido con pantalón beige y chamarra color azul marino que tenía logotipo de Aduanas y el SAT. El supuesto funcionario habló sobre la forma de contactarlo:

“Te agradezco que me hayas cambiado la cita. Me imagino que el 5519… es tuyo... no te pude contestar porque no podemos contestar. Los operativos que maneja el gobierno federal son sin horas, sin días y no podemos contestar porque es… entonces si te comento...”

Siguió la charla entre la representante de artistas (RA) y El Cicatriz (EC):

RA: ¿Sus oficinas dónde están?

EC: En el aeropuerto, Ciudad de México, Terminal 1, zona federal. Avenida Cuchilla del Tesoro 36.

RA: ¿Ahorita me regala su tarjeta?

EC: Ahorita te la traigo porque me dejaron aquí, están comiendo pero… dije iba ir a comer pero dije: ¡chin, son 20 pa’las cinco!, voy, por si están antes. Ahorita te la subo, voy por una documentación que me interesaría que la leyeras, dejártela”.

La representante de artistas se cuestionaba que un alto funcionario no trajera la documentación completa consigo.

El diálogo continuó:

RA: ¿Y esto en cuánto tiempo piensan definirlo?

EC: Ya. En el momento que tú me digas si vamos con esa cantidad de dinero, yo te cito de inmediato con el área jurídica para que te entreguen nuestro contrato.

RA: ¿La cosa es, pues, ver la confiabilidad de la información que obtenga? (Lo que sigue del audio no se escucha bien).

EC: Voy por la información, te la traigo. Analiza lo que te comento, ahorita le echas una leidita rápida en puntos que los tengo con separador y vemos si estamos igual, y si es eso de una vez sacamos cita para el día de mañana en Reforma e Hidalgo, con el área jurídica. Déjame subir, déjame ir por ella, no me despido.

El Cicatriz “salió” de la oficina por los documentos pero no regresó. Sabía que había sido descubierto.

Su objetivo principal era que una vez asignado el artista se fuera a hacer un scouting. Ahí les pediría el equipo de fotografía y video para él los pasara internamente por la oficina de Aduanas y que no tuvieran problemas para ingresar en esa zona federal. Momento en que escapa con el equipo que le entregan. Es su modus operandi.

Martín Raúl Martínez Paz inició el negocio de la estafa hace 10 años en Tlaxcala. Cuando empezó acumular denuncias fue que salió de ese estado.

En uno de los viajes a la Ciudad de México tuvo un accidente y le quedó la cicatriz. Gracias a ello es el mote que le pusieron las autoridades de la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México

Suele estafar a fotógrafos, productores audiovisuales, agencias de publicidad y artistas, a quienes no sólo les roba equipo fotográfico, de video o cómputo... también trata de vendérselos.

Es el caso de Carlos Sánchez, un joven publicista que montó su propia empresa.

Fue  contactado por el supuesto delegado aduanal con el mismo argumento que usa en todos lados: una campaña publicitaria sobre las aduanas.

Carlos me contó que El Cicatriz utiliza un lenguaje técnico y preciso que no deja dudas de que es funcionario de aduana y eso lo hace creíble.

Se reunieron en un restaurante del Centro Histórico de la Ciudad de México y ya en confianza el supuesto funcionario le ofreció equipo “incautado en las aduanas”.

“A tí te puede interesar una cámara que yo estoy ofreciendo. Lo que pasa es que en el SAT nosotros todo lo que incautamos en la aduana o en aeropuertos, una parte se destruye, otra parte se dona y otra parte, te voy a ser muy honesto, nos la quedamos los empleados y tenemos la opción de venderlo para ayudarnos en nuestra economía. Yo tengo una computadora que te puede servir, sabes que cuesta 30 mil pesos pero si tienes ahorita cinco mil, dámelos y mañana me das los otros cinco mil  y te la entrego en el aeropuerto”, me dijo Carlos que fue lo que le expuso.

Carlos dudó ante la insistencia. Le dijo que lo iba a consultar y el falso delegado dio por terminada la reunión.

Martín Raúl Martínez Paz, El Cicatriz, tiene varias denuncias ante la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México. Ha estado varias veces en prisión, sin embargo, sale en libertad bajo fianza y regresa a las andadas.

Su centro de operaciones suele ser el aeropuerto de la Ciudad de México, aunque en meses recientes empezó a operar en Aguascalientes, el nombre que ha usado de forma más reciente es José Luis Garza Sada, según me reportó una víctima contactada este mes de mayo.

Lleva años como delincuente reincidente. Sin embargo, la pregunta es: ¿y las autoridades?

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