Crónicas del Tercer Piso 

Por Alejandro Bonilla Garduño

 

No sé si ustedes tengan esa extraña sensación recorriéndolos en esta época electoral.

Yo la llamo hartazgo.

Primero el Estado de México, donde cuatro candidatos se pelean el llamado “Laboratorio electoral de 2018”. Por un lado Alfredo del Mazo, quien es representante de un grupo hegemónico que ha (des) gobernado desde hace más de 70 años; la maestra Delfina Gómez de Morena, acusada de recortar salarios a empleados de Texcoco; Josefina Vázquez Mota del PAN que se prepara, estoicamente, para una reverenda paliza (ni el bótox le quita la cara de terror) y finalmente Juan Zepeda del PRD, quien, contra todo pronóstico, se encuentra entre los tres candidatos punteros.

¿En serio piensan los/las candidatos que nos creemos sus baños de pueblo? Abundan en redes sociales “videos autenticados” en donde una candidata es mostrada como “ignorante” al responder cuestiones elementales (a todas luces editado); en otra grabación se ataca a otro aspirante por tener una familia de “destacados e ilustrísimos” políticos, incluido su primo, el Presidente de la República; en una reproducción más se observa a un candidato en su etapa de joven “rebelde” (cabello largo incluido), como si eso fuera un punto destacable en su currículum vitae.

¡No les creo nada! ¡A ninguno!

Los ciudadanos estamos cansados de promesas recicladas. Cada bendita elección escuchamos que reducirán la delincuencia, generarán empleos, pavimentarán calles, habrá alumbrado y sobre todo no habrá corrupción, etc. Parafraseando al cantautor mexicano Óscar Chávez en uno de sus célebres discos de parodias políticas de los años 70: “Las promesas son iguales, el PRI ya las tiene escritas, y el candidatito en turno nada más las recita”.

Aplica para todos.

Alguien debe (des) gobernarnos, de eso se trata una democracia, pero ¿de verdad nos meremos éste tipo de política?

Estoy seguro que no.

¡Y aún falta!

Si la maestra Delfina pierde por una gran diferencia, el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, saldrá a decir que “la mafia del poder” intervino y que, obviamente, se trató de una elección de Estado; si pierde por una ligera diferencia, ídem.

Si llegase a perder Alfredo del Mazo, las alertas se encenderían (mas) en los Pinos y Bucareli, ya que le abren las puertas del Palacio Nacional (a menos que tengan algo en mente) a Andrés Manuel López Obrador.

Si el PAN pierde (va a perder, vaya, sólo es seguir en este ejercicio), los pre candidatos Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle comenzarán a repartir culpas y alguien deberá salir mejor librado respecto a su lucha interna por la designación del abanderado panista a la Presidencia de la república del próximo año ¿”embarrarán” de culpa a Doña Margarita?

Con la aparente derrota del PRD en el Estado de México y su aparente tercer lugar, confirma lo que muchos dicen: una alianza (incongruente ideológicamente) entre el PAN y el PRD para 2018.

En esta tragicomedia mexicana, todo puede pasar.

Todo.

Sólo nos queda esperar a que lo que suceda en el Estado de México no sea una antesala perversa de lo que pudiese ocurrir en 2018.

Al tiempo.

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