Rafael Cañedo, director general de la Tropical Caliente, es claro al indicar que para obtener el rating y la preferencia del radioescucha se justifica una guerra para “pegarle al líder”
Por Mario Alberto Mejía
La relación prensa-poder no escapa a la conversación con Rafael Cañedo Carreón, director general de La Tropical Caliente. En los comederos políticos él ha sido tema de sobremesa por un caso que dejó muchas dudas: la breve vida de un programa matutino: Juego de Troles. La salida inesperada de los conductores —sin despedida, sin aviso previo— movió a la especulación porque se dio en el contexto de una polémica relacionada con los cárteles del huachicol y el Ejército. No podía ser de otra manera: Cañedo Carreón accede a hablar sobre un asunto que sigue generando notas, silencio, claves, alteraciones.
Mario Alberto Mejía: Hace poco pasaron por La Tropical Caliente Arturo Rueda y Viridiana Lozano con su programa Juego de Troles.
Rafael Cañedo: Así es.
MAM: Primero estuvieron al mediodía…
RC: Podríamos decir que hubo tres épocas de ese programa. Estuvo un programa especial dedicado solamente a las elecciones pasadas, fue un proyecto de dos meses y medio, tres meses, se hizo, terminó y se fue. Después regresaron a la tarde, siguió ocupando su mismo espacio y decidí bajarlos a la mañana, que a lo mejor fue una decisión un poco atrabancada, por verlo así, de mi parte, porque a lo mejor yo los animé, ellos también se animaron, pero no contábamos con todo lo demás que ellos tienen que hacer: el periódico, su noticiero en YouTube con todo lo que tienen, entonces ellos empezaron muy bien pero la realidad es que al final no se acomodaron, estaba muy pesado, casi no dormían, entonces decidieron dejarlo para seguir con su periódico y su programa en la noche.

MAM: ¿Pero cuánto tiempo duró la experiencia matutina?
RC: Un mes y medio. Lo que pasa es que para cualquiera que no ha dirigido un noticiero en la mañana es bien fácil decir: “ah, pues un noticiero, voy, me echo una horita, dos horas, tres horas y no pasa nada”. Y no. Hay que ver todo lo que hay detrás: dormirse una o dos horas, despertarse a las tres o cuatro de la mañana, preparar el noticiero, salir al aire. El caso es que todo es un caos que hay que organizar con el tiempo.
MAM: En los medios siempre es noticia cuando un periodista llega a conducir un nuevo espacio, pero también es noticia cuando se va.
RC: Muchas veces es más noticia cuando se va.
MAM: Genera morbo, ¿no?
RC: Pues sí: lo que vende es el morbo.
MAM: Hubo un tema que me llamó mucho la atención en esa época de Los Troles: una embestida permanente contra el conductor de radio Javier López Díaz, quien, por cierto, transmite en el grupo que fundó tu padre.
RC: Creo que ese asunto se dio por una guerra mercadológica. Una guerra de rating. Lo que llaman “una guerra de guerrillas”. ¿Qué haces para posicionarte rápidamente? Pegarle al líder. Reconozco que Javier López Díaz es el líder indiscutible del rating de los noticieros en la mañana. ¿Entonces qué pasó? Pégale al líder. ¿Cómo? En donde más le duele. ¿Qué hizo Pepsi en su momento? Le pegó a la Coca-Cola. ¿Qué hacen los chiquitos? Pues le pegan al grande. ¿Qué hace el grande? Ni te pela. Y no te pela porque si te pela te engrandece y te sube a su nivel. Eso fue más que otra cosa. Fue una guerra de mercadotecnia.

MAM: ¿Una guerra avalada por ti?
RC: Avalada por mí. Sí. Claro. porque si no, no lo hubieran dicho. Admito que hubo ciertas cosas subidas de tono con las que no estuve de acuerdo, pero la guerra de mercadotecnia sí fue avalada por mí. Al final del día todo lo que se diga en mis espacios noticiosos tiene que estar avalado por mí porque si no dónde queda la credibilidad de la empresa.
MAM: ¿López Díaz es tu amigo?
RC: No podría decir que es mi amigo. Trabajamos juntos 10, 12 años. Lo respeto mucho. Tuvo una visión en su momento de hacer noticias diferentes y yo creo que ése fue su éxito. Y me cae bien. Yo no tengo nada en contra de él. Lo veo. Lo saludo.
MAM: ¿No te reclamó?
RC: No. Y fíjate que incluso hasta me llamó la atención porque yo pensé que tendría la confianza de decirme: “oye, Rafa, ¿qué está pasando?”. Y lo hubiéramos platicado. Hablando se entiende la gente.
MAM: Otro tema polémico en la época de Los Troles fue el de los huachicoleros, que generó mucho ruido.
RC: Generó mucho ruido, pero tampoco podemos tapar el sol con un dedo. Es un tema que está vivo y no podemos dejar de mencionarlo. A lo mejor las formas muchas veces no fueron las mejores, pero nosotros como medio tenemos que difundir lo que está pasando para que la sociedad lo sepa, para que el gobierno haga su trabajo. Porque es un problema que si no se atiende quién sabe a dónde vaya a parar.
MAM: Regreso al morbo: ¿Alguien te pidió la cabeza de Rueda?
RC: Nadie, nadie, nadie. La única vez que me han pedido la cabeza de un periodista —no me gustaría decirlo, pero me la pidieron— no la di. ¿Y sabes por qué? Porque también de este lado yo tengo que proteger a la gente que trabaja para mí. Porque la confianza es de ida y de vuelta. Si yo entrego tu cabeza, los que vengan en el futuro qué van a decir. No van a tener confianza.
(Continúa mañana)
