Las Serpientes
Por Ricardo Morales / [email protected]
Transcurrida la jornada electoral en el país, proceso que tuvo su epicentro en el Estado de México, es justo hacer un alto y analizar a los grandes ganadores y perdedores de esta batalla.
En primer lugar se debe anotar como el gran ganador al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, quien aplicó la del gran filósofo Vicente Fox (haiga sido como haiga sido) y logró sacar adelante una elección que era vital para el cierre de su administración.
Si bien el PRI no tiene en la bolsa a Los Pinos en 2018, la administración peñista sí gana el oxígeno necesario para realizar un buen cierre y planear, con tiempo, la sucesión presidencial de la mano del hombre que deberá de tomar la decisión más importante de su vida.
Otro de los grandes ganadores de la jornada es el gobernador del Estado de México, el muchas veces menospreciado Eruviel Ávila, quien al principio se había visto apático, luego de que su candidata, la secretaria de Educación Pública, Ana Lilia Herrera Anzaldo, no fuera la favorecida.
Desde Los Pinos vino la señal de que habría vida para Eruviel si se ganaba y esto motivó al nativo de Ecatepec, quien ahora, con justa razón, puede reclamar estar en la boleta electoral el próximo año, ya que se puede subir al carro de los ganadores.
A quien las cosas no le podían haber salido mejor es al ex gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle Rosas, otro de los grandes ganadores de la jornada, quien se anotó junto con su equipo un éxito notable en Nayarit, en donde la estructura del ex mandatario apoyó con todo al ganador, Antonio Echavarría, quien se llevó la victoria.
Por si fuera poco, el ex mandatario cumplió a cabalidad sus compromisos y coronó sus éxitos con el cuarto lugar obtenido por la apática y desabrida Josefina Vázquez Mota, quien a pesar de que irá al Senado por la vía plurinominal en 2018, es ya un cadáver político junto con los yunques que la acompañaron en su aventura.
Moreno Valle redondeó la jornada con la derrota del PAN en Coahuila, la cual, ahora sí evita que pueda ser maquillada la derrota electoral del panismo.
Ricardo Anaya, el dirigente nacional del albiazul, podrá alegar que ganó Nayarit y una buena parte del estado de Veracruz, en donde las principales alcaldías están en manos del albiazul, pero evidenció que en términos de operación política es un bebé, en comparación con su odiado adversario, quien le cobró todas la afrentas.
Lo que se viene al interior del PAN es de pronóstico reservado; seguramente, el Cerillo buscará acusar de traidor al poblano, pero Moreno Valle ya lo evidenció. Su torpeza política, al evitar la alianza con el PRD en el Estado de México e imponer como candidata a Josefina y demás yunques, lo deja fuera de la jugada. “Yo sí gano elecciones”, le refutará una y otra vez en la cara el ex gobernador de Puebla al queretano.
El gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, es otro de los grandes ganadores al anotarse la mayor parte de los municipios importantes de la entidad y demostrar, en los hechos, el control político que ha tomado de la vecina entidad.
López Obrador es otro de los ganadores de la jornada, aunque el éxito no fue total; aun perdiendo, el tabasqueño sigue siendo el favorito para ganar en 2018, pero debe de corregir muchas cosas y dejar a un lado su característica soberbia.
El Peje debe de impugnar la elección y conducirse por los canales legales para enviar un mensaje de que no es un peligro para México, como dicen sus detractores, quienes ansían verlo tomar calles y cerrar carreteras.
El líder nacional de Morena ganó mucho. En tan solo dos años colocó a su partido en la antesala de derrotar a lo más rancio del priismo nacional, pero como dijo Alejandro Montiel, brillante intelectual poblano, tiene que sopesar los “pesos muertos” que se han sumado a su campaña, los cuales, lejos de sumar, le restan.
