Las Serpientes
Por Ricardo Morales Sánchez / [email protected]
La pasada elección celebrada en el Estado de México también sirvió para medir el ánimo social y el trabajo de las redes; las cuales, quedó demostrado, “no son la vida real”, frase que acuñara el periodista Mario Alberto Mejía.
Me explico: mientras en Twitter y Facebook el país parece estarse incendiando y el malestar pudiera indicar que ya llegó el fin del “PRIAN” y las demás fuerzas políticas para dar paso a otras opciones, en los hechos la sociedad civil no termina de madurar lo suficiente para consolidar un cambio.
En la elección del Estado de México el nivel de participación ciudadana fue del 53%, lo cual no refleja el supuesto malestar y el cambio que la gente pide; si se hubiera logrado una participación cercana al 60%, el resultado tal vez hubiera sido otro.
Las redes sociales (Twitter y Facebook) si bien reflejan una parte de la realidad, no son, insisto, la vida real, y aunque en México su penetración es importante, no han servido para consolidar, como en otros países, una cultura de la participación social.
Las redes están invadidas por activistas que ciertamente expresan el malestar social, pero lejos de consolidar la participación ciudadana se marginan en comunidades que, sin querer, sirven para legitimar al sistema y se transforman en una especie de válvula de escape del malestar social, lo cual sólo beneficia al régimen.
La elección en el Estado de México también evidencia una debilidad del proyecto de López Obrador que, si bien es cierto que el tabasqueño cuenta con un grueso importante de seguidores, su número no crece; pese a ser activos en redes sociales son incapaces de convencer a la sociedad civil de sumarse a su proyecto.
El Peje se ha anclado a su voto duro, que es importante y se ve reflejado en la crítica en medios alternos, pero es insuficiente para ganar elecciones, como quedó evidenciado en el Estado de México y antes en Veracruz, en donde aunque Morena creció, fue incapaz de derrotar a las estructuras del PAN y del tricolor.
Algo pasa, pero López Obrador no genera confianza entre los ciudadanos, quienes se abstienen de ir a votar.
Las consecuencias también se ven en el hecho de que Morena y López Obrador, otra vez, fueron incapaces de cubrir el 30% de las casillas en el Estado de México, lo cual derivó en el triunfo del priista Alfredo del Mazo y facilitó la operación del gobierno federal, que encargó la estructura a la secretaria de la Sedatu, Chayito Robles.
Andrés Manuel volvió a cometer los mismos errores de 2006 y 2012, cuando su estructura fue incapaz de poder cubrir la totalidad de las casillas instaladas. ¿Si no pudo cubrir el 30% de las casillas del Estado de México podrá cubrir la totalidad del país?
Un dato por demás importante y que también demuestra la impecable operación política realizada por el PRI en el Estado de México y coordinada desde Los Pinos fue el hecho de no empatar las elecciones de gobernador con las de presidentes municipales y diputados locales.
El pasado domingo sólo se votó para gobernador del estado, lo que también contribuyó a que hubiera una baja participación, tal cual como ocurrió en Puebla en 2016, en donde tal vez el resultado hubiera podido variar si a la par de gobernador se hubieran elegido también alcaldes.
Ese pequeño e insignificante detalle también jugó a favor del PRI en la pasada elección en el vecino estado y pasó inadvertido a los ojos de muchos.
Así pues, no desestimo el papel de las redes sociales, las cuales juegan un papel primordial en la consolidación de la libertad de expresión y por lo consiguiente en una sociedad más democrática, pero aún no maduran lo suficiente para comenzar a construir ciudadanía y hacer un cambio en el país.
Otro gran perdedor
Antes, por falta de espacio, no mencioné a otro de los grandes perdedores de la pasada jornada electoral del 4 de junio; se trata del sonorense y ex dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, quien tras bambalinas operó en contra del ex partidazo, el cual pensaba recuperar tras la derrota del tricolor en el Estado de México.
Beltrones soñaba con una derrota priista para arrebatarle el partido al presidente Peña y después imponer su candidatura, arrebatándole al Ejecutivo su facultad metaconstitucional de nombrar al abanderado del PRI a Los Pinos.
Una prueba de que don Beltrone operó en contra fue el hecho de que su experto en marketing político, Hugo Scherer, estuvo al frente del cuarto de guerra de la candidata de Morena en el Estado de México, Delfina Gómez, y pagó el trabajo de Elías Aguilar y su empresa Indicadores para decir que la ex presidenta municipal de Texcoco iba arriba en las encuestas por 11 puntos.
La versión de que tanto Beltrones como Scherer fueron caballos de Troya no es creíble, ya que buscaron por todos los medios descarrilar al PRI y a su candidato Alfredo del Mazo Maza.
