Encrucijada
Por Luis Antonio Godina / [email protected]
Las elecciones sirven para renovar gobiernos, administraciones, representaciones populares y definir el rumbo de municipios, estados o países.
La sociedad y sus electores saben, siempre, hacia dónde ir y los partidos políticos y candidatos deben acatar estas decisiones.
Respetar la decisión de los ciudadanos debería ser la premisa número uno de los partidos que participan en una jornada electoral.
Si los electores decidieron que lo mejor es que se mantenga el mismo partido en el poder, adelante; si lo que quieren es un cambio radical, adelante; si lo que quieren es que haya contrapesos en los poderes, adelante.
No podemos denostar a quien vota en contra de un partido simplemente por el hecho de preferir otra opción.
La polarización de México no beneficia a nadie. Pensar que creando dos bandos se llega más fácil a ganar es, sencillamente, un error porque siempre habrá un bando lo suficientemente numeroso para oponerse.
Los partidos políticos, sus dirigentes y candidatos deben aprender a leer los mensajes de los electores y actuar en consecuencia.
Un partido político que hoy en día compite por los votos debe escuchar lo que los ciudadanos quieren, alinear su ideología y ofrecer respuestas a las preguntas que existen.
En resumen, un partido político debe tener la suficiente inteligencia para convertirse en una opción para los electores, construir propuestas ganadoras y, sobre todo, poder obtener el respaldo de una mayoría.
Y si es derrotado debe acatar los resultados, porque no son inventados por un ser etéreo o extraterrestre. No. Cada voto representa la voluntad de un ciudadano expresada en una urna.
Hay una mayoría silenciosa que hace oír su voz cada jornada comicial ante una minoría que a través del ruido pretende abrir puertas que sólo se abren con votos.
Todos aquellos que aspiran a un puesto de elección popular deben estar dispuestos a ganar, perder, ceder y acatar lo que los ciudadanos quieren, demandan y proponen.
Las elecciones siguen siendo una manera de aprender, crecer, hacer que partidos políticos, ciudadanos y candidatos comulguen un día y por horas sean iguales.
Las lecciones electorales, sin embargo, parecen no estar a la vista de todos, y sólo aquellos que aprendan de ellas lograrán crecer lo suficiente para que en los próximos comicios obtengan la mayoría.
