La Loca de la Familia 

Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia

Instagram ha trastocado la mente de muchas jóvenes que siguen enfermizamente las historias de las blogueras de moda: esas mujeres de entre 20 y 30 años que suben fotos de su vida glamurosa a manera de bitácora.

En mi afán de estudiar este fenómeno, confieso haber caído en el encanto hipnótico de las amantes de la moda, finalmente, ¿a qué mujer no le gustan los zapatos o los trapos?

Lo curioso de estos personajes es que su vida entera gira alrededor de los festivales y desfiles de moda más importantes del mundo. Sus actividades diarias son: ponerse la bata ideal para despertar y tomar el café (foto). Vestirse para ir al gym (foto). Vestirse para asistir a un brunch (foto). Vestirse para ir a una “comida de negocios” (foto). Vestirse para ir a Teavana a beber un té sin azúcar (foto). Vestirse para ir a cenar un asqueroso sushi (foto). Vestirse para mostrar sus aposentos (foto). Vestirse para ir a la cama (vestidas) (foto).

Las fashionistas mexicanas tienen varias cosas en común:

  1. Son niñas bien
  2. Son guapitas
  3. Son “healty”, es decir, no fuman, no beben y supongo que no cogen
  4. Son flacas
  5. Tienen un vocabulario sumamente limitado
  6. Introducen en su lenguaje términos en inglés y expresiones gachupinas

 

Para ser una bloguera mexicana de éxito se debe contar con el suficiente dinero y tiempo libre para viajar, para grabarse todo el día desde sus teléfonos y para aparentar que su vida no es una vida ordinaria, sino una vida extraordinaria.

Oír hablar a una blogger mexicana es equiparable a escuchar una conversación entre tu hija pre-adolescente y sus amigas. ¡Pero qué más da que sean semianalfabetas si el chiste es verse bien y traer encima la última colección de Dolce & Gabanna!

El Instagram está lleno de figuras de este tipo, empezando por las hijas de estrellas del pop, hasta la niña egresada de la Ibero que vio coronado su más caro sueño infantil de convertirse en celebridad; no diseñando, más bien siendo un anuncio ambulante de marcas de lujo a las que cualquier mortal no tendría acceso por más que chambeara tres turnos diarios.

Seguir a una bloguera de moda puede causar severos daños en la seguridad de las chavillas que desean llevar un ritmo de vida tan “cool”. ¿Quién puede cargar diariamente con más de 150 mil pesos entre zapatos, bolsos y ropa? Sólo un afiche con patas (flacas de preferencia).

Recordemos algo: la función principal de la bloguera de moda es vender las cosas que anuncia en cuerpecito pequeñoburgués.

Y haciendo un zoom in al rol que desempeñan estas chicas, he llegado a la conclusión de que son un extraño híbrido entre modelos frustradas y diseñadoras truncas.

Su caso es parecido al de las porristas: que ni son atletas de alto rendimiento ni son bailarinas profesionales.

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