Para Quejarme de Usted
Por José Castañares /@Jose_Castanares
Cuando vi a Mario Galeana acompañado de abogados, para responder la denuncia por daño moral interpuesta por un funcionario, imaginé que enfrentaría a algún ex gobernador; de ésos acusados de reprimir la libertad de expresión.
Pero no, se carearía con Ignacio Molina, secretario General de San Pedro Cholula –cuyo presidente José Juan Espinosa siempre se ha descrito como político abierto, crítico y de izquierda, tanto así que su ex partido Movimiento Ciudadano le quedó chico al tamaño de su lucha y prefirió pasarse a Morena, para combatir por los demás, al lado del puntero en las encuestas para la Presidencia de la República–. En ese momento pensé que eran como lo que ellos aseguraban que eran otros gobiernos: intolerantes, cerrados a la crítica, totalitarios.
Al término del careo busqué a Ignacio Molina para hacer algunas fotos más, aparte de las que hice cuando caminaba afuera del juzgado; junto a un colega encontramos al secretario de Gobierno de San Pedro Cholula en la oficina del juez Aharehel Pérez Lavin.
Mi compañero hizo una toma desde fuera de la oficina; en ese momento la secretaria del juez nos dijo que no podíamos grabar, así que nos sentamos a esperar; entonces salió el juez Pérez Lavín, para reafirmar que no podíamos tomar fotos y agregar que ni estar ahí; le pregunté por qué no podíamos estar ahí, a lo que respondió: “están ustedes alterando el orden y voy a llamar a la policía”.
Entonces decidí grabar abiertamente su explicación, a lo que reaccionó tratando de arrebatar mi teléfono celular (consta en el video) y decidimos salirnos del juzgado.
Intranquilo por ser grabado tratando de arrebatar un celular, el juez Aharehel Pérez (sumergido en el litigio con medios que encabeza Ignacio Molina, como parte de la avanzada de José Juan Espinosa y el gobierno de San Pedro Cholula) salió a buscarme al estacionamiento de los juzgados para avisarme que había llamado a la policía y que debía darle mis datos personales para que levantara un reporte en el que –según su gente– tomé fotos del personal del juzgado, pidiéndome para tal efecto entrar de nuevo a los juzgados (no soy ningún experto en leyes, pero no accedí); ofrecí darle mis datos ahí mismo, aceptó y envió a su personal –supuse– por una hoja y pluma.
Al volverse tediosa e incómoda la espera, le pregunté a un abogado cerca de nosotros por la actitud del juez, y su respuesta fue: “es un lugar público no tiene por qué pedirte tus datos”. Ante la actitud del juez, que sentí como un acto de intimidación y amenaza, le informé de la recomendación del abogado y le dije que me iría de ahí, a lo que respondió con tranquilidad: “sí, está bien”.
Ningún periodista en el sexenio pasado se ha visto en la penosa necesidad de carearse con un secretario de gobierno, funcionario que está obligado a responder a los ciudadanos, y sabemos que les han dicho de todo, ¡de todo!
En mis 18 años como fotógrafo de prensa, sólo he visto comparecer a una periodista en un juzgado: Lydia Cacho. Le habían mandado unos coscorrones y fue ni más ni menos que Mario Marín; se supo por el conocidísimo audio.
Es una pena ver que Ignacio Molina, a quien aprecio –y lo sabe –, se haya prestado a un juego de intereses sin medir que el gremio de periodistas está amenazado a nivel nacional.
Con la denuncia en contra del periodista Mario Galeana demuestran lo que es el gobierno de José Juan Espinosa: intolerante, cerrado a la crítica y totalitario; con eso el edil cholulteca confirmó que su cambio a Movimiento Regeneración Nacional es de oportunismo, como lo dijo ayer en su visita a Puebla el poeta y periodista Javier Sicilia: “todos los que se han pasado recientemente a Morena buscan el poder por el poder”.
