La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

Juan Manuel Mecinas está escribiendo un largo ensayo sobre un viejo dilema: ¿feminicidios u homicidios?

Su mirada —notablemente alimentada por sus estancias en la Complutense de Madrid, Harvard y Heidelberg— será polémica como muchas de las posturas que mantiene sobre los más diversos temas.

En una conversación reciente sobre el gran clásico de Sergio González Rodríguez —Huesos en el desierto— y sobre la gran novela de Roberto Bolaño —2666—, Mecinas aseguraba que los 400 asesinatos de mujeres ocurridos en Ciudad Juárez en los años noventa tuvieron un contexto singular: una trama macabra en la que participaron homicidas, policías y autoridades locales y federales.

Fue una trama de omisiones, complicidades y silencios, como lo planteó en su momento González Rodríguez.

Bastó que hubiera un primer asesinato —doblado de violación sexual— para que el ejemplo se multiplicara.

Las víctimas eran sobre todo mujeres jóvenes y humildes, muchas de ellas trabajadoras de las múltiples maquilas que hay en esa zona.

En otras palabras: Mecinas asegura que hubo un caldo de cultivo fomentado por las propias autoridades.

Y aquí viene su mirada polémica.

Y es que dice que no en todos los crímenes de mujeres que se han dado en otros estados de la república mexicana aparece esa relación entre el asesino y las autoridades.

Esa relación de omisión, silencio y complicidad.

No todos los homicidios de mujeres —plantea— son feminicidios.

Se ha abusado del término, agrega.

No en todos los casos los asesinatos son culpa del gobierno.

No en todos los casos hay ese caldo de cultivo que sí se dio, por ejemplo, en Ciudad Juárez.

Su ensayo generará polémica y debates acalorados.

Y es que hay un sector en las redes sociales que tienen como único fin lanzar gasolina a cualquier fuego.

Son los mismos que condenan todo desde un apabullante mal humor.

Están enojados y quieren culpar de todo al gobierno en turno.

Algunos de ellos, por cierto, no dudan en tener expresiones de pésimo gusto que forman parte de una cultura del feminicidio.

Y más: son aquéllos que colocan tuits con fotos de mujeres desnudas y frases dignas de un violador en potencia.

En esas paradojas se mueven quienes quieren desde ya que la alerta de género sea activada en Puebla.

 

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