Hace un año, en Tláloc perseguían a los chupaductos. Ayer, ciudadanos se abastecían de diésel de una toma clandestina

Por: Guadalupe Juárez / @lup24horas

A hora y media de Palmarito Tochapan, la comunidad que enfrentó al Ejército el jueves 3 de mayo pasado, se encuentra una localidad llamada San Francisco Tláloc. Aquí, en la junta auxiliar del municipio de San Matías Tlalancaleca –otra de las demarcaciones con más tomas clandestinas en la entidad poblana– los ciudadanos enfrentaron y capturaron a huachicoleros.

“Ya no sabes si ellos nos quieren defender o están con ellos (delincuentes). Pierdes la confianza en las autoridades, por eso preferimos organizarnos nosotros”, indican los habitantes bajo la gracia del anonimato.

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En el lugar existe un grupo de personas organizadas, una especie de policía comunitaria que reconoce el propio gobierno municipal ante la falta de personal de seguridad, aunque no se les permite estar armados, sólo comunicarse vía radio y avisar a la Presidencia en caso de alguna irregularidad o si detectan a una persona “sospechosa”.

“A nosotros lo que menos nos importa es que le roben a Pemex, el gobierno nos roba más y es lo que menos nos preocupa. Lo que no nos deja en paz es que después de que roban se andan correteando entre delincuentes o los persiguen los policías por las calles sin el menor cuidado, también que intenten llevar a los jóvenes a estar con ellos”, se queja otro de sus pobladores.

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Hace un año, cansados del paso de camionetas a gran velocidad y del amague de los delincuentes con reclutar a los menores de edad, los pobladores intentaron linchar a dos presuntos huachicoleros.

La madrugada del 26 de mayo de 2016 cientos de habitantes de esta junta auxiliar retuvieron camionetas de los chupaductos, las voltearon y encendieron mientras las campanas de la iglesia de la comunidad retumbaban junto a los gritos ahogados de los pobladores. Desde ese día clamaron la presencia del Ejército.

Los caminos hacia esta junta auxiliar están llenos de ductos de Petróleos Mexicanos que sobresalen de los campos y rastros de camionetas que se han consumido por el combustible que transportaban. También hay casquillos de la balas de los enfrentamientos entre bandas de huachicoleros, en esta zona los de San Matías Tlalancaleca se disputan el espacio con grupos de San Lucas El Grande, de San Salvador El Verde.

“Ahí, donde ves esos tubos olvidados pasa la gasolina, los ves robando como si nada en el día. Esta gente emplea a varios de la región de San Martín Texmelucan, de San Matías Tlalancaleca y de aquellos que prefieran esto que el campo”, asegura un taxista que ha llegado hasta las tomas clandestinas para dejar a grupos de personas que perforan el ducto, mientras otros llenan los bidones, para que sean unos más lo que manejen y burlen a las autoridades para llevar el combustible a otros lados.

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La ordeña del combustible ha provocado que en las alcantarillas de San Francisco Tláloc emane un olor de combustible cada que perforan un ducto.

“Sale el olor a cada rato, más en las mañanas, hasta lloran los ojos de que huele a combustible. Las casas todo el tiempo huelen a gasolina”, dice una de las habitantes, que prefiere omitir su nombre al asegurar que hay halcones que protegen a los chupaductos.

“No nos vamos a dejar, nadie nos va a quitar lo que nosotros somos, gente de campo dedicada a la cosecha, eso somos y no nos vamos a dejar”, expresaban hace un año. Hoy, las cosas parecieran haber cambiado. Las familias completas que un día enfrentaban a los chupaductos, este lunes extraían del suelo el combustible con sus propias manos.

Se aprovechan de fuga

Redacción

Vecinos de San Francisco Tláloc, en San Matías Tlalancaleca, aprovecharon una fuga de diésel en un ducto de Petróleos Mexicanos para hacerse del combustible.

La fuga, que alcanzó los 10 metros de altura según medios de comunicación, atrajo la atención de los vecinos, quienes se reunieron en torno al ducto para llenar tanques, contenedores y cubetas para apropiarse del hidrocarburo.

El Grupo de Coordinación Puebla Segura dio a conocer que elementos de las policías Militar, Estatal y Municipal, en coordinación con Seguridad Física de Pemex, tomaron la decisión de evitar cualquier tipo de enfrentamiento con la población y con ello el riesgo de una contingencia mayor. Derivado de lo anterior, fue imposible detener a los habitantes, entre los que se encontraban mujeres y niños, e impedir que se llevaran el combustible.

Mediante un comunicado, Puebla Segura detalló que los uniformados y personal de la petrolera mantienen presencia preventiva en la toma clandestina, la cual fue controlada pero no sellada de inmediato.

Por su parte, personal de Pemex en la zona señaló que la acción de los pobladores contrarrestaba la filtración en el subsuelo del combustible, ya que la máquina limpiadora se encontraba en Xalapa, Veracruz.

Al cierre de esta edición, Puebla Segura comunicó que la población ya se había retirado del lugar y personal especializado de Seguridad Física de Pemex procedía a sellar dicha toma clandestina.

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