La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

Tengo en mis manos una lista de políticos, empresarios y periodistas supuestamente espiados por Rafael Moreno Valle y Eukid Castañón.

Las fuentes son el cuñado de Moreno Valle (Fernando Manzanilla), Anwar Salomón y Rodolfo Raúl González, quien se denominó “ex agente del CISEN”.

Me cuesta trabajo creer que me hayan espiado.

Quizá por eso descreo de la lista.

Tengo el síndrome de Groucho Marx: así como no participaría en ningún club que aceptara a miembros como yo, desconfío de las listas de espiados en las que figure de manera tan especial.

Vea el hipócrita lector:

Según la lista que repartió el senador Miguel Barbosa en la sede del Senado, fui espiado del 20 de diciembre de 2013 al 2 de junio de 2016.

Hay —dice el cuñado— 210 archivos sobre conversaciones mías, lo que hacen un total de 5 horas 43 minutos 44 segundos.

Demasiado tiempo invertido para quien suele hablar por teléfono de Ezra Pound, T.S. Eliot, Jorge Ibargüengoitia y Gerardo Deniz.

Si aplicamos la lógica pura las cosas no embonan.

Y es que supuestamente me espiaron después de las elecciones municipales de 2013 y me dejaron de espiar 3 días antes de las elecciones para gobernador de 2016.

Es claro que sería más rentable espiarme el 7 de julio de 2013 —fecha de los comicios.

Y antes todavía.

Pero no.

Me empiezan a espiar cuando estaba a punto de salir de vacaciones de diciembre.

Me siguen espiando en 2014, cuando no había elección en el calendario.

Me espían tenazmente en las elecciones federales de 2015 —las que, confieso, pasaron de noche para mí.

Y me dejan de espiar en la antesala de los comicios de la muy importante elección de 2016.

La lógica dice que las fechas claves en el trabajo de los periodistas son, entre otras, las elecciones.

¿Qué dijeron de mí?

Lo sabré cuando Fernando Manzanilla —frustrado aspirante a Casa Puebla y al Senado por Morena— las filtré a algún medio, como ya me mandó a decir en redes sociales.

Mientras tanto estoy metido en un arduo ejercicio de memoria:

¿Qué versos de Pound o Eliot o Deniz cité vía telefónica?

 

Los Otros Vacíos

Según la lista —que más bien parece tonta, al gobernador Antonio Gali Fayad lo espiaron del 21 de agosto de 2014 al 29 de mayo de 2016.

Es decir: un años después de que ganó las elecciones a la alcaldía de Puebla y 7 días antes de que se impusiera en los comicios por la gubernatura.

¿Tiene lógica?

A Tony Gali hijo le aplican la misma receta:

Fue espiado —supuestamente— del 13 de diciembre del 14 al 13 de marzo del 16.

Fuera, absolutamente fuera, de las dos fechas claves para la familia Gali.

Y lo mismo con la señora Dinorah López de Gali, esposa del gobernador de Puebla: 7 de junio del 14 al 11 de mayo del 16.

¿Qué querían saber de los Gali?

Todo, menos lo importante.

¿Y qué de Marcelo García Almaguer, operador de Moreno Valle durante casi dos décadas y actual coordinador general de Comunicación y Agenda Digital del gobernador Gali?

Todo, menos su trabajo en los comicios.

Jorge Aguilar Chedraui, presidente del Congreso del Estado, era digno de ser espiado, pero no en las fechas cercanas a las elecciones de junio de 2016.

A Fernando Fernández Font, rector de la Ibero, no le dan seguimiento en esos días claves.

Tampoco a los otros tres periodistas “espiados” (Fernando Maldonado, Martín Hernández y Aurelio Fernández).

Ana Teresa Aranda y Violeta Lagunes, particularmente protagónicas en los días de los comicios del 16, no fueron contempladas en esas fechas.

No aparecen en la lista Rodolfo Ruiz ni Alejandro Mondragón, periodistas críticos del morenovallismo, pero sí don Melquiades Morales, padrino político de Moreno Valle, quien, al decir de Manzanilla, fue espiado más de 12 horas.

¿Como para qué?

¿En serio era trascendente?

La lista, pues, es más tonta que lista.

Soberanamente tonta.

Infinitamente.

Por lo demás, la rueda de prensa en el Senado mostró a un ex espía del CISEN sumamente nervioso —asesorado todo el tiempo por Manzanilla—, a un cuñado pálido y con una sonrisa de rictus, a un Anwar Salomón desencajado y a un Senador festivo y poco documentado.

De hecho el señor Salomón es un espantabobos que se reúne con gente a la que le puede ver la cara fácilmente.

Un auténtico Don Nadie manejado por su “gran amigo” Manzanilla.

En síntesis: la lista es más falsa que un dólar con la imagen de Benito Juárez.

Y es que carece, ya lo dijimos, de toda lógica política, cosa esencial cuando se espía a actores políticos.

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