La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

Ricardo Monreal se volvió el factor de triunfo o derrota de Morena en las elecciones de 2018.

Este domingo estuvo presente en la arena pública y en la arena periodística.

En la primera, López Obrador le dedicó (sin mencionarlo de nombre) las palabras finales en el mitin del Monumento a la Revolución.

En la segunda, José Agustín Ortiz Pinchetti, amigo personal de AMLO y de Monreal, admitió que “una ruptura interna en Morena pondría en riesgo el triunfo en la Presidencia, el Congreso y la capital. Sin esos triunfos no podríamos iniciar la tarea de transformar a México”.

López Obrador dijo en su mitin que los cargos no importan frente a la posibilidad del cambio y que no todo se reduce a las candidaturas al Senado o a la Cámara de Diputados o a cualquier otro (léase: al gobierno de la Ciudad de México).

“¿O qué no vamos a poder nombrar al director de PEMEX o al de la Comisión Federal de Electricidad? ¿No vamos a poder poner al secretario de Educación o al de Salud?”, dijo casi a gritos.

Lo que López Obrador le quería enviar como mensaje subliminal a Monreal es que no se desgaste por la Ciudad de México —que ésa se la deje a Claudia Sheinbaum—, una vez que al triunfo de la Revolución habrá muchos cargos para repartir.

Según el columnista Federico Arreola, este domingo, antes del mitin, por fin sentaron a platicar AMLO y Monreal.

Ya se ve que no llegaron a nada, pues el segundo no fue al mitin del primero, y el primero tuvo que dedicarle al segundo minutos valiosísimos de su discurso.

Ortiz Pincheti puso sobre la báscula la influencia que Monreal tendrá en el eventual triunfo o en la eventual derrota:

“Pronostico que mantendrá su trayectoria y su cercanía personal y política con Andrés Manuel López Obrador”.

“Una ruptura interna en Morena pondría en riesgo el triunfo en la Presidencia, el Congreso y la capital”.

“La ruptura abriría un socavón que vendría a favorecer a nuestros enemigos, que esperan cualquier oportunidad para dañar la trayectoria de López Obrador y frenar el avance democrático”.

“Ricardo es un gran líder, el mayor que tiene Morena, después de Andrés Manuel”.

Arreola, en tanto, concluyó su columna con estas líneas lapidarias:

“Si Andrés acepta repetir la encuesta, con transparencia y con la participación de encuestadores independientes y serios –los hay, AMLO lo sabe–, Morena crecerá. Si no se repite la encuesta y Monreal no se disciplina, López Obrador podría estar entregando al PRI y al PAN, envuelta para regalo, la Presidencia de México.”

 

 

Monreal en sus Jugos

 

Viernes a las 8 de la noche.

Lugar: Hotel Holiday Inn Buenavista.

260 de 350 líderes de la Ciudad de México reunidos en el auditorio del hotel votan por la ruptura con Morena y la búsqueda inmediata de alternativas viables para que Monreal sea candidato al gobierno de la Ciudad de México.

El propio Monreal encabeza la reunión privada y observa sorprendido el veredicto.

Dichos líderes son algunos de los más influyentes debido a su capacidad de convocatoria y movilización.

Son líderes todoterreno y manejan toda clase de intereses.

Por eso su postura no es para desdeñarse.

Conmovido ante el resultado, Monreal cuenta que hace poco tuvo una reunión similar con cerca de “200 compañeros” y que ellos también estuvieron de acuerdo en buscar otras opciones.

Este sábado, luego de que René Bejarano anunció su salida del PRD para irse a Morena, voces influyentes dijeron que lo importante eran los operadores electorales de “El señor de las Ligas” que llegarían al partido de López Obrador.

Cierto.

Aunque el descrédito público que Bejarano le está acarreando una vez más a AMLO no se cura con dos aspirinas.

Menos aún, el vacío —“socavón”, dice Ortiz Pincheti— que Monreal podría provocar ante una eventual ruptura.

Cosas de la vida:

El que se creía que iba a ser el acto más importante de Morena antes de que arranque el proceso electoral terminó nublándose por la incertidumbre generada por Monreal.

Los días que vienen traerán nubarrones o luces de la ciudad.

El delegado de la Cuauhtémoc tiene la carta decisiva en la mano.

Tic tac, tic tac, tic tac…

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