La Quinta Columna 

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

“Mi esposa se suicidó, mi hijo se suicidó, mi nieto se suicidó (…). Es mi culpa. Estoy enfermo de poder”.

Estas famosas últimas palabras se las dijo Manuel Espinosa Yglesias a una amiga que lo fue a ver a su casa de Cuernavaca pocos meses antes de morir.

Andrew Paxman —coautor de una exacta biografía de Emilio Azcárrraga Milmo: El Tigre— las rescata en un libro de obligada lectura: En Busca del Señor Jenkins (Debate, México, 2016).

Enrique Cárdenas, virtual candidato a la gubernatura de Puebla —a todo mundo le dice que la encuesta será un mero trámite—, es lo que Espinosa Yglesias fue a William O. Jenkins: su obra, su invento, su caricatura.

Técnicamente, Cárdenas ha vivido siempre a la sombra de don Manuel.

Éste lo creó y mediante un cuartelazo lo impuso como rector de la UDLAP.

En agradecimiento permanente, el candidato de AMLO vive para limpiar la imagen del hombre que fue socio, cómplice y prestanombres de quien hizo su fortuna a través del despojo de tierras, el asesinato de campesinos y la usura permanente.

Todo esto ligado a la protección brutal de quien fue amo y patrón de ambos: Maximino Ávila Camacho.

Si a Cárdenas le ha resultado difícil cargar el féretro de Espinosa Yglesias en un Centro de Estudios que lleva su nombre, más complicado le resultará como candidato de un partido como Morena —el partido de los pobres— justificar su adoración a un personaje tan polémico y tan cercano a la Ultraderecha y los intereses del Imperio estadounidense.

Bien le decía doña Amparo Rugarcía al banquero poblano cuando estaba a punto de encabezar la Fundación Jenkins: “No lo hagas, Manuel, su leyenda negra te va a perseguir”.

No se equivocó.

La terrible leyenda negra de “don Guillermo”, como le decía Espinosa Yglesias, lo persiguió hasta el final de sus días.

Y por más empeño que ha hecho el casi candidato del partido de los pobres por lavarle la cara a su protector, la historia terminó por alcanzarlo y está dispuesta a cobrarle la factura.

En otras palabras: las leyendas negras de don Guillermo y don Manuel perseguirán a don Enrique en donde se pare.

Su respuesta a todo esto es predecible: “soy víctima de una campaña negra”.

Así se lo dijo a Ricardo Morales la semana pasada en el estudio de Efekto 10.

Cosa curiosa en un intelectual doblado de promotor de la transparencia: a la crítica —no hay buena ni mala, sólo es crítica— la enfrenta con descalificaciones.

A lo largo de los próximos días compartiré con el hipócrita lector algunos pasajes de este libro.

Y para que el candidato impuesto de Morena en Puebla no nos vaya a salir con que Paxman es un aventurero mentiroso, cedo la voz a la segunda de forros: “Andrew Paxman: (Londres, 1967) (…). Ex periodista, tiene maestría por la Universidad de California, Berkeley, y doctorado por la Universidad de Texas, Austin. Es profesor en la División de Historia del CIDE, donde imparte clases en historia y periodismo, y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores”.

La duda mata: ¿con qué cara les hablará Cárdenas a los campesinos de la región de Atencingo, cuna del emporio azucarero de Jenkins?

Y es que el dinero que más tarde manejó como prestanombres Espinosa Yglesias viene de la cuota de sangre que generaron las matanzas y los despojos en esa zona.

Incluso la propia Universidad de las Américas Puebla y la Fundación Jenkins vienen de ese mismo río de sangre.

Y si pecamos de puntuales: hasta su salario como rector.

El morbo mata.

¿Cómo hilvanará su discurso sobre la honestidad y el decoro en una región devastada por la usura de tan terribles personajes?

El General se Siente como en Casa

Este martes regresará a Puebla el general Salvador Cienfuegos.

Y es que junto con el gobernador Tony Gali y Michel Chaín, titular de la SECOTRADE, colocará la primera piedra del Complejo Industrial Militar en lo que alguna vez vivió un elefante blanco —casi mamut— conocido como La Célula.

(La gran obra del marinismo que sirvió para maldita la cosa).

Es la enésima visita a Puebla del general Cienfuegos, quien ha dicho en corto a sus amigos que aquí se siente como en casa.

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