La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Las escenas en todos los temblores se repiten:

Edificios caídos o colapsados, damnificados por todas partes, albergues, topos salvadores, funcionarios declarando que todo está bajo control, transmisiones maratónicas en el mejor estilo de Teletón, conductores al borde de las lágrimas (estrictamente cuando están a cuadro), niños atrapados por los desastres vendidos como mercancía para jalar el rating.

En otras palabras: el suspense como eficaz pieza de la mercadotecnia.

Y frente a esa farsa, la solidaridad real de un pueblo que se reencuentra en las tragedias.

Las voces impostadas son eso: voces impostadas.

Y ahí se quedan: en la historia universal de la infamia.

Todos los conocemos.

Todos sabemos qué y cómo venden su asquerosa mercancía.

 

Una Historia de Desastres Naturales

Cuando Andrés Granier era gobernador de Tabasco, la entidad vivió una inundación como las que sigue padeciendo año tras año.

Asesorado por su hijo, el gobernador pidió recursos del Fondo de Desastres Naturales, mismos que le fueron entregados con una rapidez inusitada.

Lo qué pasó, marcó el destino de Granier: se robó parte del dinero y fue enviado a la cárcel.

Una grabación —divulgada por un medio de comunicación tabasqueño— dejó en claro en qué se lo gastó.

Granier confesó ante dos amigos —una vez que había dejado la gubernatura— que tenía 400 pares de zapatos, mil camisas, 400 pantalones y 300 trajes, todos de marca, mismos que fueron adquiridos en lujosas tiendas de Rodeo Drive, en Los Ángeles, California, así como en la exclusivísima Saks, en la Quinta Avenida, en Nueva York.

Su voz es parsimoniosa, como la de los hombres de poder a los que les sobra el dinero: “Nos quedamos en el hotel donde filmaron Pretty Woman, con Julia Roberts. (:::) Voy a sacar a remate (mi ropa y mis zapatos). (…) Trajes, camisas, pantalones, no tengo a dónde llevarme. (…) ¿Por qué no los quiero? Porque tengo 400 pares de zapatos, 300 trajes, mil camisas. ¿Por qué las tengo? No es por pretencioso. Me gustan y las cuido. Pero todas están dobladitas, planchaditas. ¿Te digo algo? Me llevé ropa a Miami, me llevé ropa a Cancún, me llevé ropa a mi casa, y me quedan 400 pantalones, 400 zapatos o más”.

— ¿Qué vas a hacer con tanta ropa? —le pregunta el amigo que lo grabó.

— Las voy a rematar, para que te las quedes, pero te las tienes que probar —es la respuesta.

A Fabiancito, el hijo de Granier, también le obsequiaron una orden de aprehensión, pero evadió la cárcel pagando una fianza.

Ambos desviaron los recursos del FONDEN para sus exorbitantes lujos.

Tras el terrible temblor del 19 de septiembre, los estados afectados recibirán recursos de ese Fondo.

Los ojos de todo mundo vigilarán que lleguen a los damnificados, no sea que el hijastro de Graco Ramírez, gobernador de Morelos, quiera repetir la historia de Fabiancito.

Y es que con eso de que tiene los mismos delirios de Jet Set, no sería improbable que cayera en la tentación.

 

Vendrá la Muerte y Tendrá tus Ojos

Murió Enoé González Cabrera.

Parafraseo a Octavio Paz para entender su muerte:

Niña de mil años, huérfana de mí, abnegada, feroz, obtusa, providente, jilguera, hormiga, jabalina, carta de amor con faltas de lenguaje, pan que yo cortaba con su propia cuchillo cada día.

Enoé no se ha ido: hoy empieza a vivir absolutamente entre nosotros.

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