La Quinta Columna 

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Lo de Cataluña no puede pasar desapercibido.

Escucho que algunos dicen que qué carajos les importa, que no es lo suyo, que Cataluña no es Tlaxcala ni Chichiquila.

Tienen razón, pero no la tienen.

Lo de Cataluña nos debe importar a todos: los catalanes, los españoles, los vascos, los mexicanos, los poblanos y los tlaxcaltecas.

La razón es simple:

Cataluña es hoy por hoy el espejo del mundo.

Para quienes no están informados, va un resumen rápido:

Había una vez un país con muchos nacionalismos.

Eran tantos que pronto empezaron a darse los pactos autonómicos.

No faltaron quienes quisieron convertirse en países.

En ésas está hoy Cataluña.

Más allá del pasado histórico, la oligarquía —siempre la oligarquía— inició una campaña para independizarse de España y conformar una nación.

Sus primeros aliados fueron los radicales de izquierda —la izquierda, siempre, en los mejores eventos—, luego se unieron los radicales de derecha, y al final se sumaron los milenials.

La reacción del Estado español fue tan estúpida que lo que era un movimiento muy focalizado en Cataluña terminó siendo un escándalo mundial, una vez que una decisión judicial —impedir la realización de un referéndum ilegal—terminó siendo una decisión política: arremeter violentamente contra los ciudadanos.

Llama la atención la inusitada participación de los milenials en este movimiento.

Son decenas de miles.

Todos, faltaba más, con sus audífonos, sus iPhones, y su particular manera de mirar y detener y hacer girar el mundo.

Esos milenials ya lograron en el pasado reciente sacar al Reino Unido de la Unión Europea.

En otras palabras: generaron un brexit, que en inglés galo significa salida, ruptura, golpe, madrazo, renunciación…

Hoy en día, faltaba menos, los viejos del imperio inglés están arrepentidos y no saben cómo hacerle para regresar al status anterior.

Todos queremos romper, cierto, lo que nos falta es saber cuándo hacerlo.

Cataluña y sus jefes no respetaron las leyes en su referéndum.

(Ellos estaban en lo correcto).

El Estado español —comandado por un gallego resistente llamado Mariano Rajoy— no entendió la dinámica de dejar hacer, dejar pasar, y lanzó una ofensiva innecesaria que hoy lo puso en el peor de los estados: el de la indefensión.

Todo esto viene a cuento porque los milenials del 19-S, los milenials del post-sismo, podrían ser esos factores que movieron Cataluña, el Reino Unido y, si me apuran, el ascenso de la ultraderecha en Alemania.

No quieren participar, cierto, pero cuando lo hacen cambian radicalmente las cosas.

¿Se imagina el hipócrita lector si los milenials poblanos se quitan sus audífonos y deciden votar el primer domingo de julio?

Y más:

¿Se imagina el lector si los milenials mexicanos aprietan el botón del brexit ese primer domingo?

 

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