La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

Javier Casique estaba saliendo del PRI de la Diagonal cuando Enrique Doger le envió un WhatsApp: “Gordo, échame una llamada de un teléfono seguro al teléfono que ya sabes”.

Casique sacó un teléfono de marca libre y le marcó:

—¡Nos chingaron, gordo!. ¡El Candidato va a ser Lastiri!

—¡No me chingues, doctor!

—Como me oyes. Manlio me acaba de avisar.

—¿Y ni un pinche reintegro nos tocó?

—Ni uno, gordo. Me quieren mandar de diputado local por un distrito de la ciudad.

Casique regresó a su oficina y se encontró con dos priistas.

—¡Señores, esto ya valió madre! ¡El pinche pelón va a ser el candidato!

A los pocos minutos todos en el PRI sabían que Lastiri, y no Doger, sería el abanderado a Casa Puebla.

Casique empezó a guardar sus objetos personales al tiempo de decir: ¡Yo renuncio en este momento a mí puesto de coordinador estatal!

A esa misma hora, en México, en la casa de campaña de José Antonio Meade, Juan Carlos Lastiri llegaba a las oficinas acompañando de Rosario Robles.

Un ujier los había llevado a un privado.

Entre susurros conversaban:

—¿Hablaste con el licenciado Chong? —preguntó él.

—Acabo de platicar con él —dijo ella.

—¿Qué te comentó?

—Le dio gusto que sus presiones empiecen a funcionar. Es que estos pinches tecnócratas sólo así entienden. Qué bueno que mandó al PES con López Obrador. Y amenazó con enviar al PANAL también. ¡Que se chinguen!

—Pero él ya quedó bien amarrado en Gobernación, ¿no?

—Bien amarrado, pero fue gracias a esas presiones.

—¿Y de lo mío que te dijo?

—Que el propio Meade le había informado que tú serás el candidato.

—Lo que no entiendo es para qué te convocaron a ti junto conmigo.

—Si tú no sabes, yo menos.

El ujier abrió la puerta por la que entró el candidato.

Sin saludos de por medio, se dirigió a ellos.

—Ya hablé con Osorio. Ya negociamos. Tú, Juan Carlos, eres parte de esa negociación. Vas a ser el candidato por Puebla. Te advierto que no la tienes fácil porque la gente de Doger se va a inconformar. Manlio me lo dijo en tono de advertencia. Y tú, Rosario, te vas a apoyar a Juan Carlos como lo hiciste en el Estado de México. El presidente quiere que hagas ese mismo papel. Juan Carlos será tu ahijado como lo fue Del Mazo.

—Sí, señor —dijo Rosario Robles.

—Muchas gracias, señor candidato —resopló Lastiri.

—Ochoa Reza los va a buscar para ultimar detalles. No la tienes fácil, Juan Carlos. Nunca creciste en las encuestas por más que le metiste dinero de la SEDATU. Salúdame mucho a mi tío Miguel. Encomiéndate a él.

Una vez que salieron del privado, Rosario Robles escupió:

—¡Qué puta frialdad!

—Poquita, madrina.

—No mames, ahijado. Frío contigo, helado conmigo.

Ambos rieron.

—¿Y quién es el famoso “tío Miguel”?

—Miguel Quirós. Mi tío. Lo qué pasa es que Nicho Meade, el papá del candidato, es muy amigo suyo desde hace años. El candidato lo quiere mucho. Por eso le dice “tío”.

—Ah, chingá, ¡pues entonces Meade y tú son primos!

Nuevas risas.

—Mira lo que me acaban de mandar de Puebla vía WhatsApp, madrina: “Doger está cagado y ya les ordenó a sus cuadros renunciar a todas sus posiciones. Casique fue el primero en irse”.

—¡Ese pollo quiere maíz, mi candidato! —celebró entre risas Rosario Robles.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *