La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Qué complicado se ve el panorama del PRI rumbo a la elección de 2018 con un aspirante que no crece, un ex dirigente nacional del PRI que anda con un amparo en la bolsa y un secretario de Gobernación que no tiene que hacer campaña porque ya aseguró un escaño en el Senado gracias a que irá en el lugar 1 de la Lista Nacional.

Vea el hipócrita lector:

José Antonio Meade se muestra incómodo en el traje de precandidato.

Sobre todo de precandidato del PRI.

No conecta con los priistas.

No les dice lo que ellos quieren escuchar.

Un candidato no se hace de la noche a la mañana.

Queda claro.

Tampoco en seis meses.

Meade se movió siempre en la burocracia dorada.

Hoy que sale a la plaza pública es innegable que le cuesta trabajo moverse.

Sobre todo teniendo un asesor como Augusto Gómez Villanueva, que se quedó con el ABC echeverrista en la forma de hacer política.

Manlio Fabio Beltrones, mientras tanto, tuvo que ampararse para no ser víctima de la policía de Chihuahua, cuyo gobernador, Javier Corral, está dedicado en cuerpo y alma a tener entretenidos a los priistas en los barandales de la justicia y las imputaciones.

Su presa mayor es el ex dirigente nacional.

Va tras él con un cuchillo mata-tiburones con gas.

Beltrones está más entretenido en burlar a la justicia chihuahuense que en sumarse a la campaña.

Miguel Ángel Osorio Chong, finalmente, en cosa de horas se irá de Gobernación.

(Técnicamente se fue desde el día que el presidente Peña Nieto destapó a José Antonio Meade).

Finalmente dejará su oficina en Bucareli para esperar sentado la llegada al Senado, donde será, sin duda, el líder de la bancada del PRI.

Nada le aflige.

Va en el primer lugar de la Lista Nacional.

No tiene que hacer campaña si no quiere.

Y no se le ven las ganas.

Peor escenario no tenía el PRI en muchos años.

Crecen los ladridos en las plazas públicas.

Debate con Escupitajos

Convocados por Carlos Loret de Mola, los presidentes de los tres partidos políticos más importantes debatieron este lunes por la mañana. He aquí una crónica rápida a la velocidad de la Luz.

Citlali Ibáñez Camacho, mejor conocida como Yeidkol Polevnsky, arranca con problemas para ligar ideas. Enrique Ochoa peca de optimismo exacerbado. Damián Zepeda hace visible su novatez. Citlali Polevnsky tiene un extraño parecido a la enfermera asesina de la gran película de Brian de Palma: Vestida para matar.

Ochoa insiste en llamar “López” a López Obrador. Zepeda, con el carisma de Santiago Creel , se pierde en generalidades. Polevnsky padece un fraseo tortuoso y recurre a la venganza pueril: “no es Meade, es M-E-A-D-E”. Enrique Ochoa recuerda al Señor de las Ligas. “¿De qué vive López?”, se pregunta.

Citlali le saca a Ochoa el tema de sus taxis. Damián Zepeda habla de las “locuras” de AMLO. Enrique Ochoa exhibe a Citlali Polevnsky sobre los supuestos 90 millones de pesos desviados a la campaña de AMLO años atrás. De paso defiende sus taxis.

Citlali dice que Felipe Calderón fue quien inventó el tema de los 90 millones. Luego se enoja y dice que en el caso del Sr. de las Ligas AMLO no tuvo culpa y que en ese tiempo recibir dinero de particulares no era delito. “Mentiroso”, le dice a Ochoa. Zepeda ataca más a AMLO que a Meade. Citlali Polevnsky les dice ignorantes a Ochoa y al poeta Sicilia, subliminalmente, sobre el tema de la amnistía. Ochoa pregunta si “López” está a favor de amnistiar a delincuentes.

“Qué locura la tuya”, le dice Citlali. Se enoja con Ochoa y cada vez que puede le dice “loco” y “mentiroso”: “todo ocurre en tu cabecita”, remata. Zepeda anda perdido,  fuera del debate, y recurre, faltaba más, a los lugares comunes. Se ve y se escucha anticlimático. Habla y habla sin que le hagan caso. Ochoa revierte y habla de las “locuras de López”. Citlali le dice a Ochoa: “parece que estás fijado en el pasado”.

Insiste en llamar M-E-A-D-E a Meade. Bajísimo nivel de todos en el debate. Zepeda sigue con su rosario de lugares comunes. Habla como norteño en Polanco.  Ochoa exhibe a los gobiernos panistas. Zepeda responde: “te pareces a Andrés Manuel”.

Ochoa revira y lo liga a Padrés en actos de corrupción. Furioso, Zepeda le dice a gritos: “¡eres un mentiroso y un corrupto!”.  Y remata: “Corruptos a la cárcel, estimado Enrique”. Citlali dice que a AMLO no le interesa la cacería de brujas.

Titubeante, mal su fraseo, vestida para matar. A Ochoa le aconseja: “No le digan López a AMLO como les aconseja su asesor de Miami. Les está robando. Eso no funciona”.

Citlali dice que Ricardo Anaya es un buen orador que habla bien inglés y francés, pero que es un traidor profesional. Le advierte a Zepeda: “ten cuidado que te puede traicionar”. Ochoa se despide con lugares comunes, y sonrisas y buenos deseos para 2018.

Citlali insiste en lo de M-E-A-D-E. Damián Zepeda es un híbrido de Creel y Anaya, pero con acento norteño de Polanco. Se despide con más lugares comunes. El debate termina y Loret los hace darse la mano.

Ufff. Y éstos son los dirigentes de los tres partidos más importantes de México.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *