La Quinta Columna 

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

Viejo, cansado, Porfirio Díaz estaba por subir al Ypiranga —el barco que lo llevó a su exilio francés—cuando dijo una frase que hoy está de nuevo presente entre nosotros:

“Madero ha soltado al tigre, a ver si puede domarlo”.

Influido notablemente por Beatriz Gutiérrez Müller, su esposa, Andrés Manuel López Obrador recurrió a la metáfora del tigre para hacer una descripción poética sobre los tiempos actuales en el contexto de la Convención Nacional Bancaria realizada en Acapulco, Guerrero hace unos días.

Una voz de cartera abultada le preguntó sobre lo que haría en caso de perder las elecciones.

El eterno candidato respondió:

“Tengo dos caminos: Palacio Nacional o Palenque, Chiapas. Si las elecciones son limpias, son libres, me voy a Palenque, Chiapas, tranquilo. Si se atreven a hacer un fraude electoral, me voy también a Palenque y a ver quién va a amarrar al tigre. El que suelte el tigre que lo amarre. Ya no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral. Así de claro”.

Desde hace algún tiempo, López Obrador hace referencias a Francisco I. Madero.

Hay que decirlo:

No son lecturas propias.

Todo pasa por el tamiz de su esposa: Novelista, doctora en letras, poeta y experta en Madero, a quien le ha dedicado una novela (Viejo Siglo Nuevo) y un ensayo (Dos Revolucionarios a la Sombra de Madero).

El propio empresario Alfonso Romo —pariente del iniciador de la Revolución Mexicana— admitió que una de las cosas que lo cautivaron del matrimonio López-Gutiérrez fue el gran conocimiento que sobre Madero tiene la escritora.

Ése es el Madero de Lopez Obrador: el que viene de las lecturas de su esposa.

En consecuencia, el tigre de Porfirio Díaz también proviene de Gutiérrez Müller.

Es, por decirlo así, un tigre pasado por agua.

Cuando leí la declaración del candidato de Morena a Los Pinos pensé en el león de Octavio Paz (que, en realidad, es una cita de Marx):

“La vergüenza es ira vuelta contra uno mismo: / si una nación entera se avergüenza es león que se agazapa para saltar”.

Reflexionando sobre esas líneas, el brillante escritor Guillermo Sheridan se pregunta:

“En México ¿qué haremos con nuestra vergüenza? El león está agazapado, pero no sabe hacia dónde saltar. Y no toda la nación tiene vergüenza: muchos visten sus intereses de vergüenza. Tirios y troyanos azuzan al león para que salte hacia el territorio del contrario. Otros lo atizan para que salte no importa hacia dónde, con tal de que arremeta y suelte tarascazos a diestra y siniestra y mate lo que se pueda.

No son pocos quienes le buscan un responsable a esa vergüenza para no asumir la parte que les toca. Convertirla en la culpa de otros no sólo es fácil, es una forma bizarra de consumismo moral.

La vergüenza es ira contra uno mismo, es decir, hay que mirarla a los ojos y ver en ellos el propio reflejo. Llevarla a un desfile y hacerla contonearse en busca de aplausos, votos o certificados de buena conciencia, me parece, es el colmo de la vergüenza”.

Disculpe el lector la larga, pero reveladora cita.

También pensé en los tigres de Blake (¡Tiger, tiger!), de Borges ( “Oh ponientes, oh tigres, oh fulgores / del mito y de la épica”) y de López Velarde (“El soltero es el tigre que escribe ochos en el piso de la soledad”).

Luego, inevitablemente, terminé diciendo en voz alta esos versos del tigre domesticado de Eduardo Lizalde:

Uno se pone a odiar como una fiera,
entonces,
y alguien pasa y le dice:
“vente a cenar, tigrillo,
la leche está caliente”.

Nota Bene. Obvio es que el tigre al que López Obrador (vía Gutiérrez Müller) se refería no era al de los poetas citados (es una pena) sino al tigre de Porfirio Díaz.

Es decir, quiero decir, al tigre que soltó Madero y que hoy obedece al llamado de López Obrador: el pueblo.

O la sociedad civil, como le llaman los sociólogos.

El tigre que fue domesticado en 2006 y se apoderó de Reforma al no poder hacerlo del Palacio Nacional.

“A ver quién va a amarrar al tigre”, pregunta AMLO metido en la imagen de Madero.

Y nos advierte:

“El que suelte el tigre que lo amarre”.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *