La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

¿Quién lo iba a decir?

Ahora que Andrés Manuel López Obrador empezó a apoyar a Enrique Peña Nieto, Ricardo Anaya recobró la memoria y ratificó que metería a la cárcel al presidente.

El país, metido en una neurosis colectiva, ya no entiende nada.

Algo pasó para que AMLO, enemigo de la Mafia del Poder, se haya convertido en aliado de ese grupúsculo.

Lo dicen sus más recientes declaraciones sobre Peña Nieto y su terso encuentro con los hombres más ricos de México, a quienes una y otra vez llamó —en el pasado remoto— traficantes de influencias.

Su paso por el foro organizado por el club (exclusivísimo) de hombres de negocios dejó en claro algo inédito hasta hace unos días: que los traficantes de influencias cocinarán con él —faltaba más— el Plan de Desarrollo Económico.

En otras palabras: su polémica amnistía ya arrancó, pues en su comparecencia ante el Consejo Mexicano de Negocios sólo hubo vino y rosas.

Y elogios mutuos.

López Obrador es el primer candidato de oposición que anda en campaña como si ya fuera presidente electo.

No hay en él indicios de lo que alguna vez fue: un candidato anti Sistema que denunciaba a los corruptos.

Hoy, quién lo dijera, se sienta en sus piernas, los elogia y hasta planea con ellos la Luna de Miel que viene.

La primera amnistía de su gobierno anticipado ya salvó a los primeros delincuentes.

Y para darles certezas a los Barones hasta pondrá un secretario de Hacienda a su gusto, llámese éste Guillermo Ortiz o Santiago Levy.

¡Qué país, valedores, qué país!, diría el llorado Tomás Mojarro.

Leonardo en Puebla.

En un autorretrato atribuido a él, Leonardo da Vinci se muestra como un anciano cuando en realidad apenas rebasaba los sesenta años de edad.

Para entonces, ya había pintado La Gioconda, el cuadro más célebre del mundo, a través de su no menos célebre técnica del sfumato.

Leonardo fue un hombre del Renacimiento (poeta, pintor, escultor) que también proyectó —sólo en el papel— el helicóptero, el submarino y el automóvil.

Dueño de una ortografía lamentable, fue hijo ilegítimo de un diplomático florentino y de una campesina.

Como se estilaba entonces, el padre jamás le dio carácter legítimo al genial bastardo.

Todo esto viene a cuento porque el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla presentará del 9 de julio al 7 de octubre —como preámbulo de los 500 años de la muerte de Leonardo— la exposición “Da Vinci: el Rostro de un Genio”.

Esto ocurrirá en la Galería de Arte del Palacio Municipal de Puebla.

El asombrado espectador podrá ver un autorretrato de Leonardo denominado “Tavola Lucana”.

Hay que decirlo: esta exposición será un auténtico acontecimiento.

Lo mejor es que Leonardo recibirá a los visitantes personalmente.

¿Lo duda el hipócrita lector?

Por cierto: esta muestra también será un preámbulo de la despedida de Luis Banck como presidente municipal de Puebla.

Ya se sabe: el principio y el fin hay que celebrarlos a todo lo alto como nuestros antiguos lo hacían con el nacimiento y la muerte.

Banck es, por supuesto, el gran animador de esta exposición.

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