La Loca de la Familia

Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia

En medio del golpeteo de una guerra sucia electoral se dan situaciones extremas en caso de que la desesperación toque a la puerta del candidato que va abajo en las encuestas.

En Puebla, como en muchos lados, hemos visto toda clase de bajezas y descalificaciones en varias elecciones.

Desde el clásico tropezón de Javier López Zavala (cuando en pleno debate contra Moreno Valle disparó sus peores guarradas sexistas y despectivas) hasta los videos de manufactura barata que se suben a la red con tal de exhibir a un personaje.

Lo increíble es que, con tanto dinero que fluye en una campaña de esta magnitud, los asesores del tricolor sigan cometiendo los mismo errores legendarios en los que han incurrido siempre y los ha llevado a perder.

¿Qué pasa con los war rooms? ¿Acaso no ha “bajado el recurso” como es debido para contratar a estrategas profesionales en vez de involucrar a la parentela anodina?

De risa loca la última puntada de Blanca Alcalá: pedirle a Gali que él y su familia se sometan a un antidoping.

¿Cuál es su finalidad?

Lo que la candidata del PRI pretende es, según ella, desvelar los vicios de Gali o de sus familiares basándose en una conjetura provinciana: que ser empresario del ramo restaurantero es por fuerza sinónimo de vicio y vagancia.

Ante estas presunciones aldeanas cabría mencionar que un examen toxicológico también arroja el consumo de chochos, es decir, de sustancias ansiolíticas y antidepresivas, así como también aparecen los elementos activos de muchas pastillas para perder peso que contienen anfetaminas.

Estas sustancias, es sabido, son de uso frecuente en personas que viven bajo un estrés brutal. Recordemos que nuestro expresidente Fox pasó gran parte de su sexenio en Prozac.

Así como Calderón se lo pasó ebrio.

Y ya ni decir que Churchill también fue un beodo profesional, al igual que Gorbachov.

Una campaña debilitada por las traiciones internas y la intromisión de agentes no adiestrados para la guerra sólo puede echar mano del lodo.

Pero ojo: una elección nunca se ha ganado con la fuerza intermitente de la ocurrencia.

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