Brigadistas y simpatizantes de los candidatos punteros en la contienda por la mini protagonizan un mano a mano y gana la hinchada del que ni fue

 

Por Mario Galeana

Fotos: RICARDO RODRÍGUEZ/AGENCIA ES IMAGEN

La candidata Blanca Alcalá Ruiz recorrió ayer la junta auxiliar de San Miguel Canoa, pero el nombre de su rival en la contienda, José Antonio Gali Fayad, fue igual de vitoreado que el suyo, aun cuando aquél ni siquiera apareció en la comunidad.

En su segundo intento por conquistar Canoa, Alcalá Ruiz encabezó una caminata de unas 200 personas para convocar al los habitantes  a un mítin previsto en la plaza pública.

Al mismo tiempo, Antonio Gali, hijo del candidato puntero, por la coalición Sigamos Adelante, recorría las calles con un bloque de simpatizantes similar en número y estruendo.

El sol latigueaba por igual ambos bloques. Pero mientras la senadora con licencia se limpiaba el rastro de sudor de la frente, Gali Fayad recorría en bicicleta el Parque Ecológico, bajo la amable copa de los árboles.

En la junta auxiliar, las porras de ambos partidos avanzaban al ritmo de tambores y trompetas hasta su encuentro. Mientras los brigadistas del PRI se esforzaban en repartir artículos utilitarios –bolsas, gorras y playeras–, los panistas coreaban “¡Tony, gobernador!”.220516RR_012 copia

Entre la muchedumbre, el grito “¡Puebla, ya es hora: Blanca gobernadora!” hacía eco entre los “¡Tony, Tony, Tony!”

Casi dos meses antes, Alcalá Ruiz había intentado arribar a Canoa, pero un mensaje colocado en la entrada de la comunidad la detuvo: “Aquí no queremos políticos”. Ahora, su segundo intento estaba opacado por una caravana encabezada no por su rival, sino por el hijo de su rival.

El alcalde Luis Banck había sido el único panista bienvenido en la junta auxiliar, como consignó en su columna el director general de 24 Horas Puebla, Mario Alberto Mejía.

Entre la carvana panista también se encontraban la diputada local Patricia Leal Islas quien, ante el inminente choque de bloques, pidió a los simpatizantes del blanquiazul no caer en provocaciones.

Nada impidió que durante el encuentro entre las caravanas tricolor y blanquiazul hubiera forcejeos y empujones. Se cruzaron dos veces.

Alcalá Ruiz alcanzó a saludar a algunos simpatizantes panistas y aprovechó, como sus  brigadistas, para repartir playeras con la leyenda “Blanca Gobernadora”. Pero el “¡Tony, Tony!” rugía aún con fuerza, pese a que el hijo del exalcalde ya había abandonado la junta auxiliar.220516RR_017 copia

Acompañada por Rocío Pérez, hija del edil auxiliar Raúl Pérez Velázquez, la senadora con licencia y sus simpatizantes arribaron a la plaza central.

Pero el mítin realizado duró menos de lo que se esperaba, en un lugar marcado por conflictos sociales y políticos durante los últimos dos años: menos de 15 minutos.

Además, un bloque de sillas vacías entre el público delató que la caravana de Alcalá Ruiz no surtió efecto entre la comunidad de Canoa, que aceptó las sombrillas repartidas entre los brigadistas del PRI, pero no así la invitación al acto de campaña.

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Al término del evento, en una breve entrevista, Alcalá Ruiz se dijo víctima de “la campaña política más violenta en su historia y más violenta en todo el país”.  Sudaba.

A kilómetros de distancia, Gali Fayad, ataviado con ropa deportiva, se dejaba fotografiar con simpatizantes. Sin estar presente, su nombre había sonado con fuerza en un pedazo de tierra marcado por los alaridos de jóvenes universitarios linchados.

Los gritos, claro está, hoy son otros.

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