La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

Tres personajes fueron factores claves en la hechura de la misteriosa denuncia “por peculado y lo que más resulte” que interpusieron en las oficinas centrales de la Procuraduría General de la República, en la ciudad de México, los no menos misteriosos querellantes: “La Sociedad (la mismísima) y quien o quienes resulten ofendidos”.

Con un lenguaje típico de abogado –rasposo, sin ritmo, con una que otra falta de ortografía–, la denuncia se monta abiertamente sobre la información pública contenida en el portal de la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

Dos de los personajes que participaron en la elaboración del legajo de marras son conocidos: Manuel Añorve Baños, secretario de Operación Política del CEN del PRI, y Ernesto Ramírez, abogado local del marinismo, abogado local de Blanca Alcalá (en el Ayuntamiento) y enemigo frenético de otro frenético: el entonces síndico municipal Román Lazcano.

Añorve, inolvidable perdedor de la gubernatura de Guerrero en 2011, fue quien consiguió las observaciones que la ASF le hizo al gobierno de Rafael Moreno Valle hace algunos meses.

Sin criterio alguno, Añorve y Ramírez vaciaron el contenido y pergeñaron la multicitada denuncia.

No tuvieron el cuidado de verificar si las citadas observaciones habían sido solventadas o no.

De lo que se trataba –hoy queda claro– era de crear un escándalo mediático en contra del gobernador y de José Antonio Gali Fayad, candidato de la coalición “Sigamos Adelante” a la gubernatura de un año, diez meses, diez días.

Y algo más: estos priistas –a petición de la candidata del PRI-Verde– querían enviarle un mensaje siciliano a tres personajes: Alfonso Esparza, rector de la BUAP; Enrique Agüera, exrector de la BUAP, y Ardelio Vargas Fosado, exsecretario de Seguridad Pública y actual comisionado del Instituto Nacional de Migración.

En efecto: querían enviar dos mensajes, pero la publicación de 24 Horas Puebla los frenó en sus cumbres borrascosas.

Me detengo en Ardelio, gran pivote del priismo en la sierra norte de Puebla.

Inteligente, brillante, persuasivo, Vargas Fosado es el factótum en la zona en la que lidera –o cree que lidera– un hombre que hace nueve años era un bueno para nada: el hoy diputado priista Carlos Barragán.

(Un paisano suyo me envió un correo brutal: “Ojalá algún día puedas comentar los excesos de Carlos Barragán Amador, el hombre que en nueve años se ha convertido en el hombre más rico de Xicotepec”. Hay un expediente abierto sobre ese pobre e insignificante muchacho que gracias a los recursos públicos de dos alcaldías pasó de ser el alfeñique de 44 kilos a Mister Charles Atlas: el hombre que junto con cuatro tortugas carga el mundo entero).

Mensajes ominosos, escándalos mediáticos: dos por uno en el contexto de una campaña que tiene que recurrir a la licuadora de la autosugestión.

Ya lo vimos: este día sus adictos salieron a gritar a coro que la diferencia entre el uno y la otra es de sólo seis puntos.

¡Encuestas que vendan!

Sí: el Señor Tlacuache está de regreso en Puebla.

Regreso al tema de los mensajes sicilianos: algo no están viendo bien en el CEN del PRI y en el PRI poblano que tienen que recurrir al viejo truco de amenazar a sus contertulios.

¿Qué será?

¿No se mochan como debieran?

¿No operan con el músculo que deben y tienen?

¿Necesitan un calambre?

Se los quisieron dar.

No pudieron.

Ya será para la otra.

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