De las 12 gubernaturas que estarán en juego en los comicios del domingo entrante, el PRI pondrá en juego su permanencia en el poder en nueve y tratará de recuperar las tres restantes.

El tricolor tiene actualmente las gubernaturas de Aguascalientes, Chihuahua, Tlaxcala, Zacatecas, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz. De éstas, las últimas cinco nunca han estado en manos de otro partido.

Las tres que tiene formalmente la oposición –aunque los actuales gobernadores hayan sido antes militantes del PRI– son Oaxaca, Puebla y Sinaloa.

El PRI perdió esos tres estados ante coaliciones integradas por el PAN y el PRD en 2010.

Aunque es muy arriesgado predecir resultados –y legalmente no se puede, en estos momentos, citar encuestas electorales–, es probable que el PRI retenga las gubernaturas de Chihuahua, Durango e Hidalgo y recupere las de Sinaloa y Oaxaca.

Pero ésa es una simple impresión personal, con base en lo que he observado en las campañas. En el resto de los estados, creo yo, la moneda está en el aire. Ya los electores dirán.

Mejor que hacer pronósticos, podemos revisar los antecedentes del PRI en las elecciones celebradas recientemente en los 12 estados que elegirán gobernador, y además en Baja California y la Ciudad de México, que tendrán comicios para otros cargos.

De las 14 entidades que irán a las urnas, el PRI mejoró su porcentaje de votos entre los comicios federales de 2012 y los de 2015 en nueve (nota: sólo tomo en cuenta los sufragios emitidos para el PRI, no por sus aliados ni por una coalición).

Los estados donde subió el porcentaje de votos del PRI entre esas dos elecciones fueron Durango (de 37.35% a 44.81%), Hidalgo (de 33.77 a 33.86), Oaxaca (de 27.83 a 28.54), Puebla (de 24.06 a 30.29), Quintana Roo (de 24.21 a 31.34), Sinaloa (de 25.04 a 36.63) y Tamaulipas (de 27.87 a 42.64).

En orden, los estados donde ese partido aumentó más puntos porcentuales entre una elección federal y otra fueron Tamaulipas (14.77), Sinaloa (11.59), Durango (7.46) y Quintana Roo (7.13).

En cambio, hubo cinco entidades donde el porcentaje de votos disminuyó entre 2012 y 2015: Aguascalientes (de 30.13% a 28.43%), Baja California (de 27.16 a 17.71), Chihuahua (de 36.50 a 34.07), Ciudad de México (de 18.30 a 11.62) y Zacatecas (de 37.85 a 33.55).

Baja California y la Ciudad de México, entidades gobernadas por la oposición, fueron donde más menguó la presencia electoral del PRI durante los tres primeros años del sexenio de Enrique Peña Nieto.

Los resultados que obtenga el domingo serán motivo de muchas interpretaciones. Habrá quien los tome como un reflejo de cómo gobierna el partido, del humor social, de la Presidencia de Peña Nieto, de las perspectivas del PRI de retener Los Pinos en 2018 y de las posibilidades de cada uno de los presidenciables del PRI de ganar la candidatura.

El saldo de los comicios permitirá evaluar, por ejemplo, al dirigente tricolor, Manlio Fabio Beltrones, quien se comprometió a que el PRI gane nueve de las doce gubernaturas en juego, y del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien afirmó el lunes pasado que “no tenemos mayor problema en los estados” que tendrán elecciones, refiriéndose a la paz pública.

Además, Osorio Chong recibiría un bono en las percepciones públicas si su partido retiene la gubernatura de Hidalgo, el estado del que es originario y que él mismo gobernó.

A Osorio tampoco le vendría mal un triunfo de su partido en Tamaulipas y Sinaloa, estados plagados por problemas de inseguridad. Una victoria tricolor en el propio estado de Hidalgo, así como en Oaxaca, Tlaxcala y/o Veracruz serían buenas señales para la política social del gobierno federal y para quien la maneja, José Antonio Meade, a quien también se coloca entre los presidenciables del PRI aunque no milite en él.

Y un éxito electoral priista en Oaxaca reivindicaría en sus posiciones al titular de la SEP, Aurelio Nuño, quien actualmente juega a las vencidas con la CNTE, organización gremial que electoralmente apuesta por Andrés Manuel López Obrador, con la esperanza de que Morena revierta la Reforma Educativa.

 

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