Las Serpientes

Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo

 

Según dicen los que saben, muy pronto el presidente Peña comenzará a mover sus piezas rumbo a 2018, aunque sin descuidar por supuesto el 2017, donde la principal aduana es mantener el gobierno del Estado de México, cuna del movimiento que hoy gobierna a este país.

Según se dice, por ningún motivo el presidente Peña está dispuesto a entregar el poder a otro partido político que no sea el PRI, pese a lo adverso de los resultados de su administración y sobre todo a las derrotas sufridas por su partido en siete estados del país el pasado 5 de junio.

Esto implica una serie de movimientos y enroques, que se verán en los próximos meses, dentro de la administración federal, la cual volverá a ver modificada en su organigrama.

De esta forma, de confirmarse el arribo de Luis Videgaray a la dirigencia nacional del PRI, tal y como lo adelantamos en este mismos espacio, el lugar de Videgaray sería ocupado en Hacienda por José Antonio Meade Kuribreña, el cual ya hemos citado muchas veces.

Pero lo más interesante es que se dice que el lugar de Meade al frente de la Secretaría de Desarrollo Social del país sería ocupado por el todavía secretario de Gobernación y posible candidato del PRI a la presidencia de la República, Miguel Ángel Osorio Chong, lo cual sería interpretado como una señal más de su posible unción rumbo al 2018.

Sacar a Osorio de Gobernación, lugar de eterno desgaste para convertirlo ahora en Santa Claus, en la parte bonita y noble de la administración peñista, sin duda se podría interpretar ya como el “decantamiento” del peñanietismo a favor del hidalguense, quien también es el favorito de acuerdo con las encuestas.

El tema ahora sería: ¿Quién ocuparía el lugar de Chong al frente de la Segob?, ¿Quién tomaría la papa caliente que es en este momento el país?

Algunas personas señalan que podría ser el propio Manlio Fabio Beltrones para evitar la ruptura con este grupo, lo cual suena difícil de creer, aunque no se ve en el panorama a futuro alguien con los tamaños necesarios para poder ocupar el hueco que pudiera dejar la posible salida de Osorio, sobre todo en un momento en el que el país se convulsiona ante las movilizaciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Pareciera ser que no es el momento más adecuado para hacer cambios, pero sin duda es urgente que el presidente Peña trate de darle una sacudida a su administración, la cual inició con una muy alta expectativa y que, simplemente, no ha cumplido con lo que se esperaba.

Mucho se dijo que los priistas sí sabían gobernar, pero lo cierto es que a casi cuatro de años de haber iniciado esta gestión, los números no favorecen en nada al presidente Peña, el peor calificado en los últimos años en la historia de este país.

El problema es que, para los procesos electorales celebrados en este año, el tema de la economía no fue factor, pero sí lo será en el 2017 y principalmente en el 2018, en donde la actual administración federal tendrá su prueba de fuego.

Dentro de la lista de prioridades para el presidente de la República deberá estar el dar resultados pese al difícil panorama económico mundial; deberá demostrar que las grandes reformas transformadoras a las cuales le apostó su administración sí pueden dar resultado, de lo contrario, deberá prepararse para entregar de nueva cuenta el poder, tal y como lo hiciera Ernesto Zedillo en el año 2000 con Vicente Fox.

Dicen los que le conocen que el presidente Peña tal vez tenga muchos errores, pero ha demostrado ser un magnífico operador electoral, una y otra vez ha dado muestras de esos, como cuando en el 2011 hizo a un lado cualquier tipo de situación y decantó su sucesión a favor de Eruviel Ávila, en aquel entonces presidente municipal de Ecatepec.

Eruviel no gozaba de la simpatía del presidente, pero era el favorito para hacerse de la gubernatura, si el PRI no le entregaba la candidatura Ávila ya tenía todo listo para ser candidato de la coalición encabezada por el PAN y el PRD, quienes finalmente no fueron en coalición, reventados por Andrés Manuel López Obrador, quien impulsó por el PRD al ex jefe de gobierno del DF, Alejandro Encinas, el PAN jugó con Luis Felipe Bravo Mena y eso selló la suerte de la elección, Peña ganó y se convirtió en presidente de México.

Hoy la aduana vuelve a ser la misma para el presidente de la República, tiene que ganar en el Estado de México para que su proyecto y el de su grupo tengan viabilidad para el 2018, de lo contrario la suerte de su administración y de su partido habrán quedado selladas.

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