Por Mario Galeana
Foto Archivo Cuartoscuro
La periodista y escritora Lydia Cacho cumplió 56 años el 12 de abril. Recibió aquella vuelta al sol con la promoción de su nuevo libro, #EllosHablan, durante un viaje a California del cual dio cuenta con un par de fotografías que publicó en sus redes sociales.
Un día después, el 13 de abril, el director general de 24 Horas Puebla, Mario Alberto Mejía, reveló que un juez federal había girado órdenes de aprehensión en contra del ex gobernador Mario Marín Torres, el empresario Kamel Nacif, el ex secretario Adolfo Karam y otros personajes ligados a la trama que ejecutaron en contra de Cacho hace casi 14 años.
Los implicados, a decir del autor de La Quinta Columna, ya habían sido amparados por el prestigiado abogado José Luis Nassar Daw, del bufete jurídico Nassar y Nassar, con el propósito de no ser detenidos —algo que, según ciertas fuentes, resulta inútil, puesto que el delito de “tortura psicológica” que se les imputa es un delito grave, que ningún amparo lograría librar—.
¿Qué hacía Marín el sábado 13 de abril? Nadie lo sabe. Se sabe, en cambio, que Jorge Mendoza, subsecretario de Administración de la Secretaría de Finanzas en su sexenio, lo había invitado a un bautizo que se realizaría en Atlixco.
Marín era, por supuesto, el invitado de honor. Pero sólo fue la ausencia: la ausencia de honor.
Al bautizo solamente acudió su hijo Fernando Marín, con quien pocos invitados a la fiesta pudieron platicar, puesto que él pasó toda la tarde con la oreja pegada al móvil. Quienes acudieron al festejo resumen en una línea el espíritu del grupo vinculado a Marín aquella tarde: “Hubo sólo caras largas”.
La develación que Mario Alberto Mejía realizó sobre las órdenes de aprehensión giradas en contra de Marín y su grupo zarpó en las redes a las 13:29 del sábado 13. Por la tarde, el nombre de Mario Marín ya era tendencia en Twitter.
Y, por la noche, exactamente a las 20:09 horas, Lydia Cacho envió un críptico mensaje que confirmaba la especie:
“Sí, son 14 años de persecución, de abogadas y abogados, de pelear con el Sistema corrupto. De salir corriendo del país ante amenazas, de jueces y fiscales corruptos. El logro judicial es mío, de mi familia y abogad@s, de ustedes. Gracias. #AquíNadieSeRinde”, escribió.
La confirmación agitó la noticia. Medios de comunicación de Chihuahua, Cancún, Puebla y Ciudad de México retacaron las redes sociales con aquella confirmación.
El Sol de Puebla, por ejemplo, contactó a un colaborador cercano a Marín, quien a su vez aceptó que los abogados del ex gobernador ya habían tramitado el amparo.
“La fuente considera que el asunto ya fue suficientemente tratado tras la intervención de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación, por lo que no puede volver a ser juzgado”, declaró el colaborador a El Sol de Puebla y, con ello, dejó ver el argumento que, posiblemente, Marín y su grupo repetirán en los próximos días.
Un argumento que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU echó por tierra, al exigirle al gobierno mexicano que reabriera la causa, una vez que el caso no había sido debidamente procesado.
Esta orden del organismo internacional derivó en que el pasado 10 de enero el gobierno federal ofreciera disculpas públicas a la periodista por su detención arbitraria y punitiva.
Fue Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, portavoz de aquella denuncia: "Le ofrezco una disculpa pública por violación a sus derechos humanos en el marco del ejercicio de su derecho a la libertad de expresión. Espero que este acto nos permita alcanzar una mejor cultura democrática para el fortalecimiento de los derechos humanos en México".
Cuatro horas después de su primer mensaje, a las 00:36 de la madrugada, Lydia Cacho dijo que hablaba del segundo policía implicado en la tortura que sufrió en 2005, quien fue detenido, se amparó y no logró salir de prisión porque la tortura es un delito grave.
“Quien invente o interprete otra cosa, que asuma las consecuencias”, completó. No descartó la reapertura del proceso contra Marín y los suyos, pero su mensaje fue utilizado para que en otros medios de comunicación ya se diera por falsa la noticia.
Una noticia que, quizá, cundirá los periódicos en las próximas horas.