Por: Redacción
El rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, encabezó el programa de restauración del Ecocampus Valsequillo, cuyo propósito es recuperar el ecosistema original en cinco hectáreas de zonas degradadas en esta unidad.
Para ello, se sembraron decenas de ejemplares de la especie endémica Juniperus poblana y de Dodonaea viscosa, arbusto precursor para la formación del suelo.
A esta labor se sumaron estudiantes de diversas escuelas y facultades, quienes contribuyeron con la siembra de especies vegetantes y ante quienes el rector subrayó que este esfuerzo contribuye a la mejora de esta zona de Valsequillo, donde la institución posee 100 hectáreas, de las cuales sólo 30% puede restaurarse.
“Este ejercicio no inició hoy. Desde 2017 el Jardín Botánico de la BUAP tuvo el cuidado de colectar, germinar y cultivar semillas que después vinieron a plantar”, comentó Esparza Ortiz al recordar que en 2018 se sembraron 700 especímenes, con una cuota de éxito de 85%.
Además de impactar positivamente en el Ecocampus Valsequillo, este proyecto —liderado por especialistas del Jardín Botánico, con el apoyo de académicos de otros centros de investigación de la BUAP— beneficiará a los campesinos de la zona, ya que se comienza a restaurar con diversas especies originarias del lugar para incidir en la mejora del ecosistema.
“Introducir principalmente especies nativas es algo muy importante, queremos que el Ecocampus Valsequillo realmente haga honor a su nombre con el que fue iniciado y que ha tenido esta intención de contribuir a la ciencia”, dijo.
A su vez, Maricela Rodríguez Acosta, directora del Jardín Botánico de la BUAP, agradeció el apoyo del rector Alfonso Esparza para otorgarles recursos humanos y materiales que hacen posible la restauración en el Ecocampus Valsequillo y que permitirán regresarle a la zona su ecosistema original en un plazo de cinco años.
“Sabíamos que aceptar este proyecto era adicionar más carga a nuestras espaldas, pero saber que usted estaba en la misma tónica nos motivó a tomar esa responsabilidad. Fue así que a nivel piloto se introdujeron las primeras plantas, con el objetivo, no de reforestar, sino de restaurar, regresarle a la naturaleza lo que el hombre le quitó. Un objetivo mucho más ambicioso, más demandante y más ético, desde el punto de vista ambiental”, expresó.