La mayoría procede de la ciudad de Puebla, pero los datos reflejan que es un procedimiento requerido en todo el estado.

Por: Mario Galeana

En los últimos tres años y medio, mujeres de 56 municipios del estado acudieron a las clínicas de interrupción legal del embarazo ubicadas en Ciudad de México (CDMX).

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud de la capital del país, un total de 416 poblanas han acudido a las 13 clínicas que proveen el servicio de manera legal, segura, confidencial y gratuita.

La mayoría procede de la capital, pero los datos reflejan que el aborto es un procedimiento requerido en toda la geografía poblana: desde las sierras Norte y Negra hasta la Mixteca y los Valles de Atlixco, Tehuacán y Ciudad Serdán.

En suma, 196 mujeres que acudieron a las clínicas provenían de la ciudad de Puebla, mientras que 13 de San Pedro Cholula, 12 de San Martín Texmelucan, nueve de San Andrés Cholula, siete de Tehuacán y Zacatlán −en cada uno−, seis de Chignahuapan y cinco más de municipios como Huauchinango, Acatlán, Huejotzingo y Tecamachalco.

Publicadas recientemente por el gobierno de la Ciudad de México, las estadísticas ofrecen un panorama inédito en el análisis que el Congreso local realiza sobre la interrupción legal del embarazo hasta las 12 semanas, una propuesta de la diputada Rocío García Olmedo.

De enero de 2016 a abril de 2019, Puebla fue el cuarto estado de origen más frecuente de las mujeres que accedieron al procedimiento. Le anteceden Hidalgo, con 436 atenciones; el Estado de México, con 18 mil 351, y CDMX, con 37 mil 136 interrupciones del embarazo.

En Puebla, la edad promedio de las mujeres que acudieron a las clínicas de la capital fue de 24 a 25 años. Sin embargo, los procedimientos se aplicaron a mujeres de 14 y hasta 42 años.

De ellas, 409 acudieron por interrupción voluntaria, seis más prefirieron no explicar sus razones y una fue porque su embarazo era producto de una violación.

Este caso fue el de una adolescente de 15 años que acudió de manera directa a la clínica en enero de 2017. Su nombre es Pilar, y su historia fue recogida por el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) en el informe La pieza faltante. Justicia reproductiva.

Pilar tenía un embarazo de 10.2 semanas. Lo supo dos meses después de que un hermano de su padre abusó sexualmente de ella en Cuetzalan, mientras vacacionaba.

Pilar y su madre viajaron a Teziutlán para denunciar a su agresor ante la Fiscalía de Puebla. La violación es una de las cuatro causas por las cuales se permite el aborto en Puebla, pero, a pesar de eso, las autoridades impidieron que la adolescente interrumpiera su embarazo.

Pilar viajó a Ciudad de México, donde pudo acceder al procedimiento. También hizo contacto con el GIRE, que a su vez presentó una queja ante la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de Puebla por la negación para la interrupción legal del embarazo: la única desde diciembre de 2012 hasta octubre de 2017.

EL ROSTRO DE LAS CIFRAS

Si con base en las cifras oficiales hubiera que trazar el perfil de las mujeres que más han tenido que desplazarse hasta CDMX para interrumpir su embarazo de manera legal, seguramente sería el de una mujer joven, soltera, con licenciatura terminada y sin hijos.

Pero lo que las estadísticas de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México reflejan es que el procedimiento es solicitado tanto por mujeres de 43 años, casadas, con tres o cuatro hijos y católicas, como por jóvenes de 24 que viven en unión libre y no se declaran creyentes de nada.

De todas las mujeres que asistieron a las clínicas durante los últimos tres años y los primeros cuatro meses de 2019, un total de 284 eran solteras, 96 vivían en unión libre, 28 estaban casadas, seis eran divorciadas y una optó por no dar a conocer su estado civil.

El nivel educativo rondaba entre la preparatoria y la licenciatura terminadas. Por ejemplo, 175 de ellas concluyeron la preparatoria, mientras que 139 terminaron la licenciatura. Alrededor de 58 la secundaria y 18 la primaria.

Al acceder al procedimiento, la mayoría −247 mujeres− no tenía hijos, 157 tenían de uno a cuatro hijos, y el resto optó por no dar a conocer esta información.

Al ser atendidas, 319 se consideraron católicas, 74 no tenían ninguna religión y, como en el apartado anterior, las mujeres restantes prefirieron no dar a su creencia.