Garganta Profunda
Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva 

El mediodía del martes fue negro para los poblanos. Escenas que se veían lejanas, distantes, casi de ficción para Puebla capital, ocurrieron a unos pasos de una escuela. Una balacera a plena luz del día en la zona de Minerales del Sur nos trajo la terrible realidad, de un solo golpe y a la cara, de lo vulnerables que estamos. 

Inermes. Un ataque de delincuentes contra las fuerzas del orden terminó con el asesinato del comandante de zona de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Jesús Vázquez Ojeda, y el aseguramiento de 26 personas, entre ellas cuatro mujeres, luego de minutos de fuego cruzado.

Hoy no hay duda: el miedo que ya existía de salir a las calles de Puebla, ahora convertido en pavor, se ha incorporado como un elemento más de nuestras vidas cotidianas.

Este grave evento no puede definirse como “aislado” o producto de una coincidencia nefasta.

La creciente inseguridad en Puebla, principalmente en su capital, ya hace mucho que dejó de ser un tema de “percepción”, para instalarse como una terrible realidad completamente medible.

Esto ya se desbordó a la vida cotidiana.

Desde antes de los sucesos de este martes, había miedo de muchos ciudadanos de salir a las calles.

Al lado nuestro, en casa, en el trabajo, entre vecinos, hay casos de víctimas de la delincuencia.

Este 2019, desde antes de que comenzara, ha sido negro para los poblanos.

Y no promete mejorar en el último mes que queda enfrente.
En principio, los funcionarios encargados de la estrategia de seguridad pública, en los tres niveles de gobierno, deben entender que ésta falla.

Así, sin eufemismos.

Sin afán de repartir culpas políticas.
No es un mito la inseguridad, como dicen algunos de los funcionarios municipales.

No.
Aquí no hay leyendas negras, sino realidades de sangre.
Duelo en familias.

Hay víctimas en todos lados y en todos los estratos sociales.
En el patrimonio, como en carne propia.

El llamado, sin sesgos partidistas, debe ser unánime a cambiar la estrategia de seguridad pública.

A fortalecer los cuerpos del orden.

Hace falta coordinación del municipio con el estado y con el gobierno federal.

Y así también de regreso.

El combate a la delincuencia debe ser en una sola dirección.

Eficiente y pronta.

El problema no es nuevo y eso también debe contar a la hora de hacer juicios (y prejuicios) sumarios.

En este, el principal tema de preocupación de los poblanos, en más de 80%, de acuerdo con las mediciones desde hace más de un lustro tuvieron que ver también los gobiernos del PRI y el PAN.

La autoridad moral no es su fuerte en este caso.

Sin embargo, cuando pidió el voto, Movimiento Regeneración Nacional (Morena) dijo que tenía “un plan”.

No se ha visto.

Nos ha ido peor.

Es hora de un golpe de timón en la materia.

Sin pretextos.

Sin demoras.

O como dirían por ahí: si no pueden, renuncien.
De plano.