Las Serpientes
Por: Ricardo Morales / @riva_leo

El presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, será el gran ganador del Presupuesto 2020, todo está diseñado para que sea de esta forma y no hay vuelta de hoja.

Mientras los legisladores violentan la Constitución discutiendo el presupuesto fuera de la fecha establecida para su aprobación, el titular del Ejecutivo federal, que el viernes estuvo en Puebla, no pierde el tiempo, sabedor de que, salvo pequeños detalles, será el gran “dador” presupuestal y que todos tendrán que acudir a él y sólo a él para poder obtener recursos.

Al igual que ocurre con el presupuesto del estado de Puebla, el federal está encaminado a fortalecer a la Secretaría de Bienestar, la cual será el gran Santa Claus a nivel nacional, con la salvedad de que será el Ejecutivo federal quien decida a quién se apoya y a quién no.
Los principales programas para 2020 tienen que ver precisamente con esta secretaría y tiene un claro tinte clientelar, tal y como ocurrió en este 2019.

Dentro de los beneficios prioritarios de esta dependencia se mantienen: el programa de pensión para el Bienestar de los Adultos Mayores, con prioridad para las personas de 65 años o más de origen indígena y a personas mayores de 68 años de edad en el resto del país.
El programa Sembrando Vida, el cual está dirigido a personas que habitan en comunidades agrarias y ejidos de todo el país, quienes viven en condiciones precarias.

También está el programa pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente y el programa Seguro de Vida para Jefas de Familia.


Dentro de las obras prioritarias por parte de la administración lopezobradorista se encuentran: El Tren Maya, el corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el sistema aeroportuario metropolitano, el Aeropuerto Internacional General Felipe Ángeles (Santa Lucía), la ampliación de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México (Mixcoac-Observatorio), el tren Línea 3 y 4 de Guadalajara, el tren interurbano México-Toluca, así como algunas obras carreteras, todas bajo la ejecución del gobierno federal.

Los grandes perdedores son los municipios del país, los cuales tendrán que supeditarse a los recursos propios y a las obras que desarrolle el Ejecutivo federal, lo cual es un duro golpe a la autonomía de estos y un paso más hacia la centralización del país.

Pese a las protestas realizadas por un grupo de alcaldes de todo México, sus reclamos no serán escuchados y todo indica que estarán supeditados a las indicaciones federales y con escaso margen de maniobra para ejecutar proyectos de obra pública.

El Presidente y sus proyectos concentran la mayor parte de los recursos en los temas como infraestructura y Bienestar, antes Desarrollo Social, lo que no es para nada una buena noticia para estados y municipios, los cuales, reitero, se ven supeditados a la voluntad del Ejecutivo federal.

Si esto fuera el juego de la perinola en donde las 32 entidades y los más de tres mil municipios del país hubieran entrado al rife, para las entidades sería un toma dos, para la Ciudad de México en específico un toma tres, para el municipios todos ponen y para el Ejecutivo federal, un toma todo. Ni más, ni menos.

La esperanza de que pudiera haber un presupuesto federal equilibrado se fue completamente por la borda pese a las protestas de diversas organizaciones sociales, principalmente las campesinas, que se ven afectadas con importantes recortes en su gasto.

Los órganos “autónomos”, los pocos que aún quedan como el INE, también se ven lesionados con recortes de hasta mil millones de pesos.

La gran critica al presupuesto federal es que no hay impulsos para la detonación y la generación de empleos en el país y esto por supuesto que afecta, y de manera grave, a la economía, la cual de nueva cuenta se puede quedar estancada o con crecimientos por abajo del 1% del Producto Interno Bruto.