La ciudad que un día fue la opción para que los jóvenes de todo el país estudiaran seguros y cumplieran sus sueños, hoy está en lucha para exigir que termine la inseguridad que ha dejado varios crímenes.
Unidos bajo el grito de justicia, los alumnos han tomado la batuta para pedir al gobierno que cree las condiciones de seguridad para que ellos puedan hacer sus actividades normales, sin miedo a que los maten.
Los foráneos temen que sus padres regresen por su cuerpo y en lugar de llorar  por felicidad en su graduación, lo hagan de rabia y coraje en su funeral.
Sin importar el alma mater, los estudiantes de diferentes universidades se han unido ante el temor de vivir en una Ciudad donde reine la delincuencia.
Basta caminar por las calles de la Ciudad y acercarse a las inmediaciones de instituciones educativas para sentir la impotencia de los jóvenes, que desencadenó el último asesinato de dos estudiantes de intercambio de medicina de la UPAEP y uno más de la BUAP.
En ellos persiste el temor de ser la siguiente víctima y formar parte de las estadísticas. “Si voy a ser el siguiente, quiero ser el último”, gritan desde lo más profundo.
Hoy, solo tienen la posibilidad de externar su temor con pancartas y lonas que han sido colocadas en diferentes escuelas como la BUAP, UPAEP, UMAD, UVP, UVM, COMCIPE, Alva Edison, IPETH, IEU, UTP, ITP, BINE y otras escuelas han hecho latente que están en paro ante la ola de violencia que aqueja a Puebla.
Su única esperanza es que las voces no se apaguen, que el clamor no cese y que las autoridades no frenen su lucha para que la sociedad los siga escuchando y visibilice su lucha.
 

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