Por: Rosa María Salmerón Campos

Actualmente vivimos en una situación sin precedentes, lo que ocurre afecta gran parte de nuestras actividades (por no decir todas). Una de ellas es la alimentación y todo lo que gira alrededor de la misma.

Para alimentarnos requerimos de materia prima para preparar los diferentes platillos o, bien, recurrir a alimentos preparados para los cuales también se hizo uso de materia prima. Otro tipo de productos que llegan a formar parte de nuestra alimentación son los procesados o industrializados.

Cualquiera que sea el caso, es muy importante tener en cuenta los hábitos saludables de alimentación que, con o sin contingencia, deben formar parte de nuestra vida y la de nuestros seres queridos. Si una de tus tareas dentro de casa es la alimentación de tu familia, conviene que consideres lo siguiente para abastecerte de alimentos.

En primer lugar, resaltaría las frutas y verduras. No porque sean alimentos perecederos tenemos que eliminarlos de nuestra lista, al contrario, son los que en mayor medida fortalecen nuestro sistema inmune; están llenos de vitaminas, minerales y fibra. Su compra tendrá que llevarse a cabo con más frecuencia, quizá semanalmente o cada 15 días. Muchos productores locales, vendedores de mercados y centrales de abasto están ofreciendo servicio a domicilio. Algunos surten la lista que les mandes, otros tienen canastas armadas previamente con la cosecha de la semana. Cualquiera que sea la modalidad es importante que pidas lo necesario para que te dure hasta que vuelvas a pedir y no te falte o se eche a perder. Todo va en función del número de comensales que tengas en casa.

También podemos recurrir a frutas y verduras congeladas; la ventaja es que conservan sus propiedades nutrimentales (siempre y cuando no tengan algún ingrediente añadido) y las podemos conservar por mucho más tiempo. La desventaja es que no hay tanta variedad. Si recurres a la versión enlatada, tener especial cuidado con el contenido de sodio o azúcar.

El caso de carne, pollo y pescado, que también son perecederos, podemos aplicar el mismo criterio de frecuencia de compra que para frutas y verduras, aunque en este grupo sí hay más variedad para los que vienen congelados. La consideración más importante es evitar carnes procesadas, por ejemplo: hamburguesas listas para asar, nuggets de pollo, empanizados, carnes sazonadas o marinadas (es probable que contengan mucho sodio y otros aditivos), entre otros.

En cuanto a los lácteos, las opciones más convenientes serían: leche descremada, queso panela, queso fresco o quesillo (es decir, quesos blancos). El huevo también es un alimento que no debería faltar en nuestra compra.

Pequeños productores también tienen la modalidad de servicio a domicilio para carnes, lácteos y huevo.

Hablando de cereales (maíz, trigo, arroz, avena, etcétera) podemos encontrar opciones perecederas y no perecederas. Dentro de las perecederas están las tortillas (de maíz o harina), pan (bolillo o de caja); las no perecederas serían: arroz, avena, amaranto, granola o galletas empaquetadas, entre otros). ¿Qué debemos considerar? Elegir opciones integrales, sin azúcar y sin grasa; consumir en menor medida los productos hechos a base de harina refinada, con azúcar añadida y/o los que se elaboran con grasa o manteca.

Las leguminosas son alimentos no perecederos, de las cuales tenemos que preferir las que vienen en crudo, para posteriormente prepararse en casa, generalmente hervidas. Evitar las enlatadas, ya que es probable que contengan sodio y grasa.

Sobre los aceites y grasas, contemplar el aceite vegetal para cocinar, mientras que, para colaciones o botanas, los cacahuates, nueces, almendras o pistaches, en su forma natural, son excelentes.

Evita en lo posible la compra de alimentos industrializados listos para comer, es decir, los que sólo basta sacar de una caja o una bolsa, meter al microondas, horno o freidora y directo al plato. Casi podemos estar seguros que tienen ingredientes no saludables, los cuales se utilizaron a modo de conservadores o para potenciar los sabores.

Planea los menús de la semana, de la quincena o del mes. Identifica cuáles son los ingredientes que debes tener a la mano y en qué cantidades para preparar todos los platillos que consideraste. Los platillos pueden repetirse, no es necesario que hagas las veces de un restaurante y te agobies en la preparación de mucha variedad. Claro que, si tienes el tiempo y las ganas, no está demás experimentar.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *