La pandemia por la COVID-19 y su desarrollo en México es un fenómeno de distribución dinámico. Cambia de lugar a lugar y de escala a escala, explicó el doctor Manuel Suárez Lastra, director del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM.
Para pensar en la posibilidad de reabrir la actividad económica en los denominados “Municipios de la Esperanza” hay que tomar en cuenta que el dinamismo de la epidemia provoca la variación de las cifras en cuestión de horas, precisó en charla virtual. “La epidemia es dinámica y se tiene que monitorear constantemente y cada decisión que se tome tiene que estar sujeta a una evaluación posterior”.
Suárez Lastra mencionó que un grupo de 30 académicos de distintas entidades universitarias (Instituto de Investigación en Matemáticas Aplicadas y Sistemas, las Facultades de Ciencias y Medicina, los Institutos de Geografía y Geofísica y la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM) trabajan en El índice de vulnerabilidad en México ante COVID 19, una herramienta que explica en términos geográficos el comportamiento del virus.
Refirió que la epidemia tiene efectos diferenciados en cada lugar y que éstos varían de acuerdo con una serie de características poblacionales, como los aspectos demográficos, socioeconómicos y de salud de la población.
En este estudio hecho a 59 zonas metropolitanas del territorio se muestra cómo ha evolucionado y se ha expandido el virus en un mes (12 de abril-12 de mayo). “La idea es conocer la distribución espacial y de la población y generar herramientas para tomar decisiones informadas”, afirmó.
En la descripción hecha por el grupo de investigadores se argumenta que, aunque toda la población es susceptible al contagio, existen grupos sociales más vulnerables que otros con base en tres dimensiones de vulnerabilidad: demográfica, de salud y socioeconómica.
La vulnerabilidad demográfica incluye a la población mayor a 60 años, la cual no tiene una distribución homogénea a lo largo del territorio; el sector indígena, históricamente discriminado y por lo tanto, con dificultad a los accesos de salud y dificultad para comunicarse con el personal médico
Visto desde la dimensión de salud, el índice está conformado por variables como la infraestructura instalada de salud y el personal médico disponible, de manera que, aquellos municipios que dispongan en menor grado de tales recursos serán más vulnerables. También influye el total de camas hospitalarias de cuidados intensivos y los principales factores de morbilidades asociadas a complicaciones como la diabetes, hipertensión, sobrepeso y enfermedades respiratorias.
Asimismo, el factor socioeconómico incluye el índice de marginación de cada municipio a través del grado de educación, características de las viviendas (agua, electricidad, drenaje, piso de tierra), condiciones de hacinamiento y la dispersión de la población en el territorio. “Los hogares pequeños que tienen un solo cuarto tienen menos posibilidad de aislar a los pacientes en caso de contagio”, señaló Suárez Lastra.
Integra el porcentaje de población sin derecho a servicios de salud y acceso a medios de comunicación. Estas variables son mayores en la periferia de la Ciudad de México y a medida que uno se aleja de la CDMX tiende a ser más vulnerable, no sólo para la enfermedad sino para recuperarse en términos económicos, refirió el especialista.
Esta investigación puede ser consultada en www.igg.unam.mx que cuenta con la plataforma de mapas que será actualizada para todas las entidades del país.
Con información de 24 Horas El Diario Sin Límites.