Amy. Como muchos infantes poblanos, había visitado Africam y sentido ese orgullo compartido con el resto de los niños por tener el zoológico sin rejas en “casa”. Con el tiempo dimensioné lo que esas 300 hectáreas en Valsequillo significan en términos de conservación de la vida salvaje. Asimismo, y habiendo fallecido mi papá cuando era muy chavito, también dimensioné lo que en su momento debió significar para una Amy de apenas 17 años hacerse cargo de un proyecto de esa naturaleza, con un esquema de apalancamiento sumamente complejo con la banca de desarrollo, y consolidarlo a pesar del duelo. Lo poco que sabía de ella me “checó” y sin conocerla, y disculpándome por la expresión, siempre pensé que “qué huevos de la tal Amy”.

Finalmente, en 2010 o 2011, por azares de la vida, terminé platicando con ella sin saber de quien se trataba (seguramente me puse rojo cuando me di cuenta). Vi que ni era una chupasangre corporativa ni una hippie abraza árboles; por el contrario, vi a una mujer fuerte, hecha en la vida empresarial y capaz de medir a sus interlocutores con una mirada, pero sin la frialdad de quien lo hace sólo por lucro. Vi a una mujer impulsada por esa energía que sólo dan las convicciones arraigadas y curtidas. 

A partir de ese primer encuentro, coincidimos varias veces, y ya fuese como una secretaria que desbordaba convicción, empresaria exitosa, mujer de familia o como activista, en favor del Atoyac, de su parte sólo recibí confianza, un oído atento y apertura. La última vez que la vi fue en La Noria, en un lejano diciembre de 2018 en otra Puebla, para un encuentro no oficial con Dale la Cara al Atoyac. Amy, Melanie y yo fuimos de los primeros en llegar y eso nos dio tiempo de tomar café y platicar. Quiero pensar que, como en ese primer encuentro de 2010, con una mirada me leyó y supo que en la etapa que iniciaba también íbamos a ser buenos aliados. Después Puebla cambió. Estoy seguro que Amy no. Es lo que pasa con las convicciones demasiado arraigadas y curtidas. Esas que sirven para sentar precedentes y dar ejemplo. Ahora le toca a Puebla seguir ese ejemplo y mantener vigentes sus convicciones. Hoy le toca a los poblanos, estar a la altura de Amy,

Mi afecto y solidaridad con Melanie, Gregory y el resto de su familia.

 

ECONOMÍA, POLÍTICA Y TAMBIÉN LOS PECADILLOS

Cuando se anunció que el Congreso estadounidense había pasado la aprobación para la firma del Tratado Comercial con Canadá y México, el presidente López Obrador celebró, con sendos videos el 13 y el 16 de enero, en los que se le veía sonreír con la satisfacción de quien sabe que el trabajo está hecho.

¡Nada más que el trabajo aún no está hecho!

La próxima firma y entrada en vigor del T-MEC, que es la continuación del TLCAN que entrara en vigor el 1 de enero de 1994, lejos de ser el objetivo último de la política económica en cualquiera de los tres países es apenas el primer paso en la construcción de una relación comercial que, al igual que la basada en su antecesor, permita una mayor integración, generación de riqueza, intercambio comercial y su reflejo en la obtención de mejores condiciones de vida para los ciudadanos.

Con tan solo tres economías dentro del bloque, el TLCAN llegó a significar ¼ del PIB mundial. Impulsados por el libre comercio, los tres miembros crecieron de manera sostenida 2.6% anual en promedio de 1994 a 2016.

De esta manera, el trabajo puntual para que México aproveche las ventajas que potencialmente le ofrece el T-MEC no puede aplazarse más y requiere de una agenda de acciones bien enfocadas en cuidado del medio ambiente, la aplicación de una legislación laboral que reste discrecionalidad y “despolitice” a los sindicatos, el establecimiento de reglas claras que acoten la discrecionalidad esta vez gubernamental en la toma de decisiones, se dé certidumbre a los inversionistas ara que vuelva a haber inversiones, la impartición de justicie se eficiente, haya transparencia y, horror de horrores, se trabaje con base en diagnósticos claros, objetivos, metas e indicadores evaluables, abiertos al escrutinio y la crítica no sólo de los otros poderes, sino también de los ciudadanos mexicanos. ¡Cómo si por culpa del T-MEC ahora la 4T tuviera que llenarse de técnicos y, en una de esas, hasta de economistas (y de esos que no nada más echan rollos)! 

Si se preguntan por los pecadillos, creo que alguien no le explicó bien a López Obrador de qué se trataba esto T-MEC y son toditos para ese “alguien”.

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