Es necesario innovar en los modelos educativos actuales, para que una vez superada esta pandemia de salud, “no se regrese a lo mismo, a lo que ya estábamos acostumbrados, debemos retomar un camino que nos conduzca a nuevas ideas y creación de nuevos paradigmas educativos”.

La situación actual de la pandemia del coronavirus, nos refleja que el “status quo” del sistema educativo no había presentado en cerca de 200 años un desafío de este tamaño y de esta naturaleza, aseguró Gabriela Croda Borges, directora de la carrera de Pedagogía e Innovación Educativa de la UPAEP.

Manifestó que de acuerdo a datos de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), por el cierre de escuelas a nivel mundial, cerca de mil 100 millones de estudiantes se vieron afectados, en donde el 61.6% de los alumnos matriculados están siendo afectados en diferentes países del mundo por esta situación.

Refirió que el 26 de junio se celebra a todos los profesionales de la pedagogía, profesión en donde diariamente se plantean retos en el ámbito educativo y en todo lo relacionado con la vida humana y la formación de las personas en los diferentes niveles educativos.

Croda Borges subrayó que ante este escenario, “nosotros como educadores, como formadores, desde los sistemas educativos se tendrá que seguir con esta misión, aun cuando no es una ruta para mantener la tradición educativa, sin embargo se tiene que dar continuidad a la formación y desarrollo de las personas, pero para ello se necesita, repensar y construir juntos la educación para lograr esa transformación social que se busca”.

La académica indicó que la educación no fue ajena a los efectos de esta pandemia y puso de relieve cuestiones arraigadas, entre ellas, la enorme desigualdad que existe entre los estudiantes y que justamente, en este retomar y dar continuidad, se tendrá que replantear formas de encontrar cómo atender con equidad y mantener la formación de las personas.

Gabriela Croda, advirtió que en esta nueva realidad de repensar la escuela, de centrar los enfoques educativos en el bienestar emocional de las personas, con muchos matices de por medio, el bienestar emocional deberá ser el tema central de partida desde el ámbito educativo y que deberá hacerse evidente en los estudiantes.

Acotó que los educadores deben estar a la altura de los desafíos de nuestro tiempo y en ello es un imperativo avanzar a una educación más inclusiva, no sólo en atención a la diversidad de personas y grupos vulnerables, sino también se debe pensar en la inclusión basada y mediada por las tecnologías que se utilicen para el trabajo docente.

Asimismo, señaló que en esta nueva realidad que se vivirá, los modelos híbridos de enseñanza tendrán que ser una forman en la que se tendrá que ir recuperando las formas de cómo se estará regresando a las escuelas.

La directora de la Facultad de Pedagogía e Innovación Educativa de la UPAEP, expresó que hoy en día la brecha del aprendizaje que se tenía sobre todo en Iberoamérica y en México, y principalmente en la región sureste sur del país, se ha vuelto más aguda, y pensando en la reapertura de las escuelas de acuerdo a los semáforos de seguridad con respecto a la pandemia, se tendrá que apoyar mucho más a los alumnos durante este periodo de reapertura para reforzar los conocimientos que deberá aprender.

Croda Borges acotó que se tiene que recuperar y potenciar enfoques que permitan crear oportunidades de tutoría en pequeños grupos y establecer estrategias que puedan ser eficaces para este regreso, además de apoyar en todo este proceso de regreso a las escuelas a los docentes ya que su papel será fundamental para trabajar con los estudiantes, como es cuidar la resiliencia de los docentes para garantizar su eficiencia, apoyarlos en su formación pedagógica y reforzar los apoyos en el ámbito tecnológico para que puedan cumplir con su misión educativa.

Por su parte, Paula Rodríguez González, académica de la facultad de Pedagogía e Innovación Educativa de la UPAEP, señaló que el reto para con esta nueva normalidad, es apuntalar esa resiliencia docente, en donde el maestro reconozca cómo empatar en esos nuevos planes, en donde el docente pueda echar mano de ella con los recursos con que cuenta, con lo que está viviendo y sobre todo, de cómo podrá ayudar a los estudiantes a ser mejores personas en el plano emocional.

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