Piso 17 por Álvaro Ramírez Velasco 


El jalisciense Pablo Salazar Vicentello, quien en abril de 2019 se vio involucrado en un audio escándalo que reveló una conspiración para chantajear y también para atentar contra la vida del hoy gobernador morenista de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, consiguió superar el primer filtro del Instituto Nacional Electoral (INE), en el proceso que llevará a la selección de la dirigencia estatutaria del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Salazar, quien ha realizado su participación política en Puebla, quedó así en un grupo de 35 aspirantes a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que será nuevamente rasurado, a través de una “encuesta de reconocimiento”.

De ahí, una nueva selección de solamente seis candidatos a la presidencia será evaluada en el sondeo definitivo.

Salazar, personaje menor y de pública abyección a otros, no pasará de ahí, pues él mismo se reconoce como un militante de muy bajo perfil.

“El gordo Salazar”, como se le conoce, es identificado como operador de la alcaldesa capitalina, Claudia Rivera Vivanco, quien vive embelesada en su febril sueño reeleccionista, para el que no cuenta con una sola cualidad ni oportunidad.

Pablo está en ese grupo autodenominado de los “puros”, que luego de la declinación de su líder natural, Bertha Luján, a competir por la titularidad del CEN, busca reventar o, al menos, enrarecer el proceso.

Lo raro es que, luego de su involucramiento en hechos tan vergonzosos, que pudieran configurar conductas punitivas con altas sanciones corporales, por años, Salazar siga aún como militante del partido lopezobradorista.

¿Las máximas de “no mentir, no robar, no traicionar”, tienen acaso la exclusión purificadora, si se trata solamente de “conspirar para matar” o chantajear?

El jalisciense, quien antes fue escudero del presidente del Congreso local, Gabriel Biestro, luego mutó al cobijo de Rivera Vivanco, de quien, nos dicen, obtiene hoy su sustento.

En aquellas conversaciones en las que se reveló esa conjura, también Pablo se refiere al hoy preso Eukid Castañón, como “maestro”, con un respeto y admiración inexplicables.

¿Será que ve o vio, en algún momento, como modelo a seguir al más perverso de los operadores del oscuro morenovallismo?

El sábado, la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE avaló 71 candidaturas para la renovación de la dirigencia de Morena; 36 son para la secretaría general y 35 para la presidencia.

En ese montón, que busca enrarecer el proceso está “El gordo Salazar”. Con ello, uno termina por entender por qué Morena es un caos.