Fue la gira por la conmemoración de los sismos de 1985 y 2017, devastadores para una amplia porción del pueblo de México, pero bien pudo haber sido bautizada como la del reencuentro entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el Gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta a quienes el imaginario los había colocado distantes y hasta confrontados.

En el discurso de bienvenida el poblano no dejó lugar a dudas. “Siempre que nos visita nuestro líder, nos provoca una profunda emoción, porque nos inspira, desde hace muchos años, su pensamiento nos inspira, su vocación democrática, su cultura democrática, su fe y voluntad nos inspira”.

Eran las palabras del primer y único gobernador emanado de la coalición Juntos Haremos Historia en salir en defensa del tabasqueño luego de la publicación de un desplegado que clama por la “libertad de expresión” que según dijeron sus promotores, se encuentra amenazada.

Contra todo pronóstico, López Obrador devolvió el guiño del mandatario poblano. “Me da mucho gusto, repito, estar aquí en Puebla. Celebro que esté muy bien de salud el gobernador Miguel Barbosa. Hace unos días me informaron que estaba mal, me preocupé, ya luego tuve un reporte de que gozaba de cabal salud el gobernador y ahora lo veo muy bien de salud, de ánimo, de semblante, pero, sobre todo, muy lúcido”

Una de las manzanas envenenadas, se había dicho con persistencia en círculos políticos, había sido sembrada en la relación de ambos en el contexto del manejo de la pandemia contra el Covid-19.

Barbosa reprochó constantemente a la federación la falta de apoyo y más recientemente por la propuesta de recorte en el presupuesto de egresos federal (PEF) de 2021.

No sólo elogió el manejo que Puebla ha tenido frente a la crisis sanitaria desde hace seis meses: “Me da muchísimo gusto que esté muy bien el gobernador de Puebla, que está trabajando en beneficio de todos los poblanos y que está trabajando de manera coordinada con nosotros, estamos trabajando juntos”, atajó el presidente López Obrador.