Una vez más los simpatizantes del movimiento FRENAA (Frente Nacional Anti AMLO) quisieron dar una muestra de fortaleza, le querían tomar la palabra al presidente – quien aseguró la semana pasada que “si llegara a haber una manifestación de 100 mil personas o bajara mucho en las encuestas, se iba”- y organizaron una nueva “toma” del Zócalo de la Ciudad de México.
Marcharon a la Plaza Mayor de la capital del país unos miles de ciudadanos (en su mejor momento quizás unas 20 o 30 mil personas), aunque naturalmente no la llenaron, pues la mitad tiene instaladas unas 100 tiendas de campaña.
Algunos tontos difundieron fotografías del zócalo repleto de manifestantes, pero las imágenes correspondían a concentraciones de simpatizantes de López Obrador en años anteriores.
Las únicas manifestaciones que lo han con hasta 200 mil personas han sido las de los partidarios de AMLO en 2006. Y conciertos de Paul McCartney o Roger Waters. Vaya, ni el Papa Francisco llenó el Zócalo capitalino.
La discusión no es si FRENAA (esa rara organización liderada por un tipo raro también, Gilberto Lozano, que trabajó en la Secretaría de Gobernación con Vicente Fox y que es evidente que pertenece a la Organización ultraderechista de El Yunque, aunque ahora se llama “Organización para el Bien Común” y que también tiene copada a la Coparmex y a la mayoría de dirigencias el PAN) lograron reunir a 100 mil personas en su manifestación o si lograron repletar el Zócalo.
No es con zócalos llenos o marchas gritando consignas y autos en caravanas como se logra un cambio de partido en el gobierno. Es en las votaciones donde se debe ver efectivamente que la mayoría de mexicanos no quieren que AMLO siga gobernando.
Esos mismos argumentos gritaban los panistas en 2006, que su candidato había ganado, aunque fuera por un voto y que así es la democracia.
AMLO ganó las elecciones con más de treinta millones de votos. Ricardo Anaya obtuvo unos 12 millones y medio. José Antonio Meade consiguió poco más de 9 millones y el “Bronco” casi 3 millones de sufragios. Ni sumando los votos de los tres opositores le hubieran podido ganar a López Obrador.
Que no les guste cómo gobierna a esos millones que de por sí no votaron por él y jamás votarán por su partido, es otra cosa. Con 100 tiendas de campaña en el Zócalo no tiran ni a un presidente de colonia.
Que salgan a votar en masa en el próximo proceso electoral y que MORENA pierda la mayoría de escaños en la Cámara de Diputados. Que el gran escritor de Best Sellers, Francisco Martín Moreno, lo queme vivo en la plaza pública (ahora adoran a Martín Moreno, no hay crítico más visceral contra la Iglesia Católica que él en sus libros de “Historia”, es evidente que los de FRENAA no leen mucho).
Ya veremos el próximo año si efectivamente son la mayoría y hacen perder al partido del presidente.
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